No cuando uno vuelve esos mismos problemas, mas alguno que otro nuevo, estarán sobre esa misma mesa de trabajo. Es decir la escapada a los Pirineos aragonese del señor presidente del Gobierno, en compañía de su señora, nos parece estupenda y quizá, hasta si se nos apura necesaria, pero estos días de holganza no van a arreglar las dificultades de don Pedro para gobernar en el año que comienza, puesto que su mayoría parlamentaria atraviesa un mundo proceloso lleno de dificultades y trampas que, en casi todas las ocasiones se ha preparado el mismo por su forma de entender el gobierno.
En efecto, el sanchismo desarrollado en estos años de su jefatura de gobierno y partido, ha ido erosionando los pilares democráticos que nacieron con la Constitución – separación de poderes, Independencia judicial, control parlamentario, moralidad y ética en el ejercicio del cargo público, etc- , ese desgaste, mas sus continuos guiños totalitarios – control de las empresas públicas, nombramientos de cargos a dedo, politización de cuerpos del Estado, etc. – han originado situaciones complejas y desafectos manifiestos tan claros como la imposibilidad real de que el jefe del Ejecutivo pise la calle sin ser abucheado, silbado, increpado e incluso insultado-
Todo ello es el fiel reflejo de la inmensidad de problemas que están por resolver y que se acumulan en su despacho, ese que ha abandonado por unos días y al que en pocas horas habrá vuelto. Así que cuando vuelva tendrá que tomar decisiones sobre los presupuestos, el calendario político del año que arranca, que hacer de la actividad parlamentaria, como enfrentarse a los problemas de su debilidad en esta parcela antes mencionada. En definitiva, como iniciar tras el tañido de las campanas que marcan el nuevo 2025, un año lleno de dificultades para el, su familia y su partido, que no es poco.