Los inversores se volcaron en masa hacia activos refugio como el oro, el franco suizo y el yen japonés, mientras que las acciones se mantuvieron en máximos históricos y los bonos permanecieron relativamente estables. La hostilidad entre Washington y Pekín se suavizó la semana pasada tras algunas declaraciones conciliadoras por ambas partes. Los inversores esperan que se alcance un acuerdo, pero la gran incógnita es si los controles a las exportaciones de tierras raras suponen un cambio real en la política comercial china o si se trata simplemente de una táctica negociadora. Nosotros nos inclinamos por el segundo escenario, pero los mercados siguen indecisos.
La falta de datos en EE.UU. provocada por el cierre de la Administración se verá paliada esta semana por la publicación del IPC de septiembre. Los economistas esperan otro repunte que lo sitúe en el rango del 3-4 %. Es decir, muy por encima del objetivo de la Reserva Federal, cuyo posicionamiento cada vez más dovish nos resulta algo incongruente. La inflación británica de septiembre también se publicará este miércoles. El viernes promete ser un día volátil ya que, además de la inflación estadounidense, se publicarán los PMI de actividad empresarial de múltiples regiones económicas.
EUR
El Gobierno francés consiguió tomar una buena bocanada de aire la semana pasada, al haber sobrevivido no a una, sino a dos mociones de censura. Ahora parece que el presupuesto de Lecornu tiene más posibilidades de ser aprobado tras las enmiendas introducidas, que de no hacerlo. El alivio que experimentó el mercado fue muy contenido ya que el primer ministro sobrevivió a costa de retrasar la entrada en vigor de la reforma de pensiones, que prevé un aumento indispensable de la edad de jubilación. Por otro lado, la deuda soberana francesa sufrió una inesperada rebaja en su calificación crediticia el fin de semana, pero el impacto que está teniendo en los mercados no está siendo muy pronunciado.
Tras haber concluido recientemente su ciclo de recortes, la labor del BCE parece más que la del Banco de Inglaterra o la Reserva Federal. La revisión al alza de la inflación subyacente nos confirma que el listón para que se produzcan nuevos recortes sigue siendo muy alto. En nuestra opinión, esto debería seguir respaldando la moneda única, especialmente frente al dólar estadounidense.
USD
La falta de datos económicos debido al cierre de la Administración estadounidense está provocando que los mercados sobre interpreten otros acontecimientos, concretamente los rumores sobre la calidad crediticia en EE.UU., tras una serie de quiebras que han tenido bastante repercusión en los medios. De momento, no vemos riesgos sistémicos derivados de dichas quiebras, y los diferenciales crediticios se mantienen en niveles muy bajos en términos absolutos. El contexto macroeconómico (flexibilización monetaria a pesar de la elevada inflación) debería favorecer el crédito, y por ello continuaremos monitorizando de cerca la situación. Creemos que los datos de inflación de este viernes no mostrarán avances hacia el nivel objetivo de la Fed, con una inflación general y subyacente que se situarán entre el 3 % y el 4 % anualizado. Es poco probable que esto disuada a la Fed de relajar su política monetaria en sus dos próximas reuniones, sobre todo teniendo en cuenta la ausencia de nuevos datos sobre el mercado laboral. Es posible que tengamos que esperar un tiempo para poder analizar adecuadamente el estado del mercado laboral, ya que los mercados de apuestas prevén que este sea el cierre más largo de la historia estadounidense.
GBP
Los datos del mercado laboral del Reino Unido siguen mostrando claros signos de enfriamiento. La destrucción incesante de puestos de trabajo parece que se detuvo durante el verano, aunque en septiembre se volvieron a perder otros 10.000 puestos de trabajo. Con este dato, el total de puestos de trabajo perdidos desde la aprobación del presupuesto el año pasado asciende a la friolera de 127.000. Esta desaceleración en el mercado laboral casa con las últimas cifras del PIB, que siguen mostrando un crecimiento económico moderado, de tan sólo un 1 % anualizado. Esta cifra no es ni mucho menos alentadora si tenemos en cuenta que Gran Bretaña se encuentra en medio de uno de sus mayores auges demográficos de las últimas décadas, lo cual implica que la situación media de la población podría empeorar en términos per cápita.
El Banco de Inglaterra se enfrenta a un dilema similar al de la Reserva Federal, ya que la debilidad del mercado laboral coincide con una inflación que sigue estando muy por encima del objetivo. Por ello, los datos del IPC de esta semana serán determinantes de cara a las próximas decisiones sobre los tipos de interés. Dicho esto, el Banco de Inglaterra no parece muy interesado en reanudar el ciclo de recortes con una inflación que se acerca más al 4 % que al 2 %.