En cualquier caso, el impacto en los mercados a ambos lados del Atlántico han sido una vez más diferente, mientras que en Europa los tipos de interés que se mantienen elevados afectaron negativamente, el Ibex 35 se dejaba un 2,7% en la semana y el Euros Stoxx 50 un 1,7%, por su parte las bolsas estadounidenses cerraban la semana con ligeras ganancias, apuntándose el S&P 500 un +0,55% y un +1% el Nasdaq 100. Los resultados empresariales, que siguen con la buena marcha en EE.UU. podrían haber sido la causa principal de la disparidad de comportamientos.
El comportamiento de los mercados de bonos sí que fue en paralelo, y las referencia a largo plazo de la deuda estadounidense, alemana y española cedían respectivamente 15, 9 y 11 puntos básicos para cerrar la semana en rentabilidades del 4,5% el Treasury, en el 2,49% el Bund y en el 3,25% el Bono. La interpretación de este comportamiento sugiere que algunos participes del mercado estaban anticipando comentarios aún más restrictivos por parte de la Reserva Federal.
En el segmento de los activos alternativos, el oro sigue con fuerza y recuperaba los 2.300$/oz y sin noticias destacables sobre la industria, por lo que interpretamos que siguen produciéndose compras por parte de algunos bancos centrales que quieren incrementar el peso de este activo entre sus reservas estratégicas. Por lo que respecta al petróleo, la semana experimentó una relajación importante de los precios, el Brent cerraba en 82,80$/b, con casi un 8% de caída, siendo la principal causa la relajación de las tensiones entre Irán e Israel.
En referencia a la macroeconomía, tuvimos una semana intensa en cuanto a datos de los que merece la pena reseñar que, en China la situación de debilidad económica se mantiene con unos PMIs flojos, aunque ligeramente por encima de la zona de expansión. En Europa se publicó i) el dato del IPC totalmente en línea con lo esperado (+2,4%) y muy cerca del objetivo del 2% del BCE ii) el PIB de la eurozona que sorprendía positivamente, pero manteniéndose en niveles muy bajos, +0,4% frente al +0,2% estimado, y iii) la tasa de desempleo se mantuvo en el 6,5%.
Por su parte en EE.UU. conocimos varias referencias importantes que en su conjunto sugieren que la economía sigue muy fuerte pero que podría estar perdiendo cierta tracción, especialmente en materia de empleo que desacelera su capacidad de creación de nuevos puestos de trabajo, pero que a su vez se ve afectado por unos niveles de precios y sueldos que por el momento parecen no perder tracción. Este es el motivo principal por el que la FED cambió su discurso, podría incluso producirse una o ninguna bajada de tipos en 2024 (frente a las 3 que indicaba el discurso oficial del banco central) por la persistencia de unos precios elevados y que no terminan de acercarse a los niveles deseados. La segunda maniobra del organismo fue anunciar que reduce drásticamente la velocidad de reducción de su balance, vendiendo alrededor de un tercio de los bonos que vende actualmente (95.000M USD) a partir del mes de junio, lo que garantiza unos niveles de liquidez más elevados en la economía y que fue el factor clave para que las bolsas retomaran la senda de las compras. Y todo ello a pesar de que otros datos como los PMIs, los costes laborales, la tasa de desempleo o la confianza del consumidor defraudaran las expectativas creadas.
En los próximos días las referencias macroeconómicas no serán demasiado relevantes: en China se conocerá el PMI Caixin junto a los niveles de exportaciones e importaciones, en Europa se publicará el PMI de servicios, las ventas minoristas y las actas de la última reunión del BCE, mientras que en EE.UU. lo más destacado serán las expectativas de la Universidad de Michigan. Por ello, la atención de los inversores se centrará en la campaña de resultados empresariales.