La exposición se inaugura en octubre de 2022 en la National Gallery y en febrero de 2023 en Madrid, con medio centenar de obras que muestran las siete décadas de producción de uno de los artistas europeos más significativos del siglo XX.
La pintura de Freud, incisiva, subversiva y en ocasiones indecorosa, estuvo siempre dedicada a la representación del cuerpo humano y a retratar al hombre contemporáneo. Asiduo visitante a los museos históricos, en su obra se puede rastrear toda una serie de alusiones a los grandes maestros, desde el arte egipcio hasta Ingres, Courbet, Rodin o Cézanne, pasando por Grünewald, Hals, Velázquez, Rembrandt, Daumier, Watteau o Géricault, aunque esa vinculación con el pasado convive con una fuerte voluntad de independencia. Lo que verdaderamente le interesa a Freud es descubrirnos la pintura sobre la pintura, su personal reflexión meta-artística y la “intensificación de la realidad” que siempre quiso alcanzar.
La muestra se divide en varias secciones que, de forma más o menos cronológica, repasan la evolución y la temática del pintor: Llegar a ser Freud, dedicada a sus primeras obras, con una decidida voluntad figurativa frente a las corrientes abstractas dominantes; Primeros retratos, en los que se manifiesta ya su deseo de capturar la esencia de sus modelos; Intimidad, que muestra su predilección por retratar a personajes de su entorno; Poder, retratos de personajes que acepta realizar siempre que acaten sus condiciones de trabajo; El estudio, su espacio de trabajo convertido en protagonista de su obra, y La carne, retratos de desnudos que evidencian una profunda observación del cuerpo humano y de la mortalidad de la carne.