Durante los últimos meses, Junts ha denunciado la falta de avances en las carpetas acordadas en 2023 para la investidura de Pedro Sánchez y con ello se ha ido cargando de razones hasta llegar a la advertencia de Nogueras que hizo saltar todas las alarmas de Moncloa.
El último revés ha llegado de la mano de Alemania que ha desmentido el anuncio de Sánchez de que iban apoyar el catalán. Todo mentira. Pero antes los catalanes han visto como su amnistía se queda a mitad de camino y que otros acuerdos comprometidos tampoco prosperan. Como la proposición de ley para la delegación de las competencias en inmigración a la Generalitat, que fue inadmitida a trámite por el voto en contra de Podemos en el Congreso y así otras muchas.
Todo ello ha hecho que en el entorno de Puigdemont se desconfié del PSOE y su capacidad de cumplimiento de las promesas contraídas, a lo que no ha ayudado el encarcelamiento del exsecretario de organización socialista Cerdán, principal interlocutor con Jordi Turull. Ahora, ese papel lo está ejerciendo el expresidente Zapatero y no parece que sea lo mismo.
En ese contesto y con ese ambiente y trasfondo nadie es capaz de decir cual puede ser el acuerdo y lo único que se comenta en el entorno de Moncloa es que la solución de una moción no es posible, porque ni seria solución, ni sería nada, porque todos saldrían perdiendo y además llegaría al poder la ultraderecha. Con esa presión no será fácil que los independentistas terminen con Sánchez, pero si le pueden abandonar y dejar que sea él, el que en solitario termine por ahorcarse políticamente hablando.
Así las cosas solo tendrán que pasar unas horas para que lay s dudas se despejen y cada uno sepa lo que el destino le depara en los próximos meses.
