Con esa fórmula, el ciudadano presidente se permite decir cosas tan peregrinas como «¿Por qué se tiene que votar en contra de ello [del paquete social]? ¿Qué lógica política, qué fin político explica el hacer eso? Yo apelo de nuevo a la responsabilidad de las organizaciones políticas que votaron en contra, al sentido común y al que podamos sacar un real decreto ley ómnibus, que es un escudo social que se necesita en nuestro país, porque al fin y al cabo lo que estamos haciendo es redistribuir los frutos del crecimiento en favor de la mayoría social», y rápidamente se oculta para que nadie le moleste y sigue su visita a Fitur.
Y es que su visita a la feria del turismo ha estado blindado por decenas de guardaespaldas y con stands prácticamente vacíos debido a su presencia. Así por ejemplo, cuando se ha acercado al stand de Turespaña, el organismo público adscrito al Ministerio de Industria y Turismo encargado de la promoción de España como destino turístico, las pocas personas allí presentes se han tenido que situar tras una valla. Lo mismo ha ocurrido cuando se ha personado en el stand de Navarra.
Pero el blindaje no sólo se ha llevado a cabo en el interior de las instalaciones de IFEMA. Horas antes, la Policía ha cortado las inmediaciones de la Feria de Madrid y ha desviado el tráfico para preparar la llegada del presidente del Gobierno. Algo que ha generado gran malestar entre los asistentes a Fitur y los propios promotores, que se han visto afectados por estas restricciones.
Lo mejor de todo es cuando se compara esta visita con la de los Reyes, que inauguraron el evento sin ningún problema y saludando a todos los que se acercaban
De cualquier forma, cada vez que el presidente tiene que salir a algún evento se muestra incomodo, nervioso, preocupado de que le digan o le arrojen algo de ahí que su sonrisa sea impostada,