El porcentaje se ha reducido en los últimos años, con un descenso de casi 3,5 puntos desde el mismo trimestre de 2019, aunque este grupo de edad todavía tiene que superar los prejuicios del edadismo a la hora de reincorporarse al mercado laboral. Las dificultades para encontrar trabajo aumentan a medida que pasa el tiempo. Así lo reflejan los datos de la Encuesta de Población Activa de entre abril y junio de 2025, publicada esta semana por el Instituto Nacional de Estadística, que situaron la cifra de paro de todo el país en 2.553.100 desempleados, con una tasa del 10,29%, y el nivel más bajo en términos absolutos desde el segundo trimestre de 2008.
En España, 617.200 personas de todas las edades llevaban más de dos años buscando empleo en el segundo trimestre de este año. De ellas, 309.200 superaban los 50 años, lo que supone el 50,09%.
Esa cifra también tiene un peso importante si se contextualiza dentro de ese grupo de edad de 50 años o más. En concreto, de los 790.700 parados sénior contabilizados en el segundo trimestre del año, el 39,1% había pasado lo dos últimos ejercicios tratando encontrar un empleo. Los expertos creen que detrás del desempleo de las personas de 50 años o más se esconden prejuicios, como el edadismo. La responsable de Formación para el Empleo y el Emprendimiento Verde de Fundación Endesa, Novo de Miguel, comentó a Servimedia que todavía persiste en la sociedad y, por tanto, en las empresas, la visión de la juventud como “valor supremo”. “Todos nos hemos criado con estas imágenes. Hace 30 años, una persona de 50 años era mayor. Los medios se empeñan en hacernos ver la juventud como un valor predominante (…). Antes, la gente se jubilaba a los 35 años y se moría al poco tiempo. Hoy se alarga la vida laboral y vive más. Somos víctimas inconscientes de los prejuicios con los que nos hemos educado”, lamentó Novo.
Frente a esta mentalidad, la realidad se impone y en una sociedad en la que cada vez hay más personas mayores de 50 años, “no queda otra que aprovechar el talento sénior” y cambiar de mentalidad, sobre todo desde la parte empresarial. Para Novo, esta apertura se trabaja desde el discurso social, advirtiendo a la sociedad de lo que significa desaprovechar ese talento, y mediante la vía de los recursos y las herramientas, también psicológicas, para las personas sénior que se quedan sin empleo, como hace la Fundación Endesa a través del programa Generación Savia.
Las personas que se quedan sin empleo pasados los 50 años suelen atesorar carreras laborales largas y estables, por lo que volver al mundo de buscar ofertas, enviar currículos y hacer entrevistas les resulta nuevo en muchas ocasiones. Eso fue lo que le ocurrió a Fernández después de llevar más de 25 años en una empresa de construcción. “Me quedé en paro y empiezas a decir ‘¿Qué hago? No sé qué tengo que hacer, no tengo CV, no tengo Linkedin…’” A través de su marido, esta mujer de 54 años conoció Generación Savia y se registró en el programa Savia Impulsa. En esos talleres, aprendió a hacer un currículo, prepararse para entrevistas y saber venderse.
“De repente, un día en abril, me llamaron por teléfono para decirme que les había llegado mi currículo por Generación Savia a la Fundación Infantil Ronald McDonald, que necesitaban a alguien de mi perfil. Hice el proceso de selección y me cogieron. Trabajo desde el 21 abril gracias a Generación Savia, en mayúscula, negrita y subrayado”, compartió Fernández.
De su experiencia tras el desempleo y su paso por el Savia Impulsa, María José Fernández aprendió a no ponerse topes a sí misma, a seguir renovándose y a no dar nada por perdido. “Yo venía de la construcción y he pasado al tercer sector”, dijo con su propio ejemplo. Además de experiencia por su trayectoria laboral, los trabajadores de más de 50 años aportan a las empresas que los contratan “estabilidad, compromiso y menor rotación”, como explicó a Servimedia el fundador de Leaderland, una consultora que asesora en la captación de talento, Plácido Fajardo. Además, es patrono de la Fundación Mashumano, que trabaja con Generación Savia.
“No va a estar pensando en irse a otra empresa como ocurre con el ‘turista laboral’. La persona de cierta edad es más conservadora, es más estable, se vincula más con la organización y se compromete más. Tienen un bagaje que les ha costado años aprender y contar con ellos es una maravilla. Contratar a un sénior acorta el periodo de formación y adaptación”, defendió Fajardo.
Al igual que Novo, el fundador de Leaderland señaló al “edadismo y los prejuicios asociados” como las causas del desempleo entre los mayores de 50 años. Para Fajardo, pensar que un trabajador mayor está obsoleto tecnológicamente, es rígido, tiene poco interés por el aprendizaje y que no se va a adaptar es “un error de concepto” y, además, “injusto”, ya que ninguna de esas cuestiones está relacionada con la edad.
Todos estos prejuicios se acentúan en el caso de las mujeres. El 56,54% de los parados de a partir de 50 años son mujeres, el equivalente a 447.100, frente al 43,46% de hombres, 343.600.
Esa desproporción se acentúa cuando llevan dos años o más en busca de empleo. De los 309.200 desempleados sénior en esta situación, el 59,18% son paradas, con 183.000, y el 40,82% son parados, 126.200. “Si es una situación dura, lo es todavía más con las mujeres. Si además de tener una cierta edad, eres mujer, penaliza más, según lo que estamos viendo en los datos. Hay una mayor discriminación y prejuicio respecto a la mujer de más edad que al hombre de más edad”, admitió Fajardo.
El fundador de Leaderland insistió en que la solución al desempleo sénior “es labor de todos”, con una Administración que facilite normas para cerrar el desajuste entre oferta y demanda en el mercado laboral; con el fin de los prejuicios edadistas de los empleadores; y luchando contra las rigideces de algunos trabajadores.