En este contexto, si bien la tendencia es positiva, ya se advierten síntomas de desaceleración hacia finales de año, especialmente si persisten los problemas de oferta, la inflación o subidas en los tipos de interés.
El gran freno sigue siendo la escasez de obra nueva, con un déficit anual de más de 100.000 viviendas entre lo que se construye (80.000-100.000) y lo que demanda el mercado (200.000). Esta brecha estructural, unida al crecimiento poblacional y al auge de los hogares unipersonales, seguirá presionando al alza tanto los precios de compra como los alquileres, que se espera continúen subiendo en 2026. Sobre el riesgo de ‘burbuja’ inmobiliaria en España, Vicenç Hernández Reche, CEO de Tecnotramit, sostiene que “si nos acogemos a la ortodoxia financiera, la situación actual se podría definir como ‘burbuja’, aunque muy diferente a la de 2008 y con una serie de variables que la diferencian de cualquier otro activo de inversión”. “Hoy la demanda sigue fuerte, los criterios de financiación son más prudentes y la subida de precios es asimétrica según la zona”.
En cuanto al mercado hipotecario, anticipa que las hipotecas fijas ganarán peso frente a las variables, aunque con un esfuerzo de acceso elevado. “Las nuevas hipotecas seguirán con intereses relativamente altos respecto a los niveles previos a 2022, lo que seguirá poniendo en aprietos a los hogares con rentas medias y bajas si los precios no se moderan”.