Entre los datos que utilizó para resaltar su buena marcha, aludió a que por primera vez la Seguridad Social había superado los 22 millones de afiliados. Sin embargo, que el número de ocupados haya crecido no es sinónimo de que la calidad del empleo haya mejorado. Para medir este segundo aspecto hay que hacer una lectura más detenida de los datos. Entre ellos, el de la conversión de contratos temporales a indefinidos y, de acuerdo con el registro del SEPE (Servicio Estatal de Empleo), la evolución ha retrocedido un 9,73% en el primer semestre de 2025 en comparación con el mismo periodo del año anterior.
En concreto, se han transformado en contratos indefinidos 197.193, lo que supone 19.192 contratos menos que en 2024, cuando se convirtieron 216.385. Estos datos contrastan con la evolución al alza que ha experimentado el mercado laboral en conjunto. Entre enero y junio de 2024, el número de ocupados creció en 295.000 personas y entre enero y junio de 2025, lo hizo en 410.800, según los datos de ocupación de las EPAs (Encuesta de Población Activa) del primer y segundo trimestre de cada ejercicio.
Si mejorase la calidad del empleo, el incremento de ocupados se trasladaría a un aumento en la conversión de contratos indefinidos, pero no ha sido el caso. De hecho, el que hayan retrocedido casi un 10% implica que los contratos temporales se han precarizado más, al contar con menos posibilidades de que puedan transformarse en contratos indefinidos.
No obstante, también podría razonarse que el descenso de conversiones se ha producido por un aumento de la contratación indefinida sin escalas, desde el primer momento. Pues bien, no se han experimentado variaciones significativas en la tendencia contractual. En el primer semestre de 2024, la contratación indefinida representó el 41,87% del total y en el mismo periodo de 2025 supuso el 41,14%. Por su parte, la temporal en 2024 fue del 58,13% y en 2025, del 58,86%. De hecho, lo que significan estos datos es que la contratación indefinida ha sufrido una leve contracción de 0,73 puntos porcentuales respecto a 2024.
Otro dato para evaluar la calidad del mercado laboral es la prórroga que han experimentado los contratos temporales. Es decir, cuando un contrato temporal que ya existía se extiende más allá de su fecha prevista de finalización, manteniendo las mismas condiciones. En este caso, se han incrementado un 2,6%, desde los 518.985 contratos temporales prorrogados en el primer semestre de 2024 hasta los 532.496 actuales. Este dato implica que se prolonga el vínculo laboral de los trabajadores temporales, pero sin ofrecerles el salto a la contratación indefinida, lo que alarga la temporalidad. Además, si se tiene en cuenta la duración de las prórrogas, se observa que el 84,3% del total se extendieron hasta los tres meses, lo que refleja una precariedad sostenida y contratos de corta duración que dificultan la estabilidad.
Precisamente, la temporalidad española ha sido objeto de escrutinio en Europa con el quinto desembolso de los fondos europeos, con el resultado de que la ausencia de un compromiso del Ejecutivo español en reducir la temporalidad pública ha supuesto la pérdida de 627 millones de euros en el quinto pago de los fondos europeos, una sanción derivada de la condicionalidad que la Unión Europea impone sobre el Plan de Recuperación.