Lo ha hecho en la segunda votación, fenómeno nunca visto en la historia de la República Federal de Alemania. Necesitando 316 votos favorables para ser investido, Merz ha logrado 325 en la segunda vuelta, 15 más que en la votación realizada esta mañana. Contando su partido, la CDU, hermanada con la CSU, 208 escaños, más los 120 de los socialdemócratas, sus socios de coalición, Merz poseía margen de sobra, pero en la primera votación 12 personas se abstuvieron y seis, aparentemente favorables, votaron en contra.
Al ser una votación secreta, por ahora se desconoce de dónde han salido esas voces disidentes contra el Gobierno de Merz. Tanto democristianos como socialdemócratas han afirmado, por medio de sus portavoces, que sus formaciones han votado unánimemente a favor del nuevo canciller, pero las cuentas, obviamente, no salen.
Para poder realizar la segunda votación esta misma tarde ha sido necesario aprobar, a contrarreloj, un acuerdo que agiliza el proceso y que elimina las 48 horas en principio necesarias entre una votación y otra. De cara a sacar adelante esta resolución, que requería una mayoría de dos tercios en el Parlamento, Merz ha tenido que revocar una resolución de 2018 que impedía a su formación votar mociones conjuntas con el partido de La Izquierda.