Lo hará en medio de una situación compleja por el alto coste de la energía, que lastró sus cuentas de los años 2021 —registrando 57 millones de pérdidas— y 2022, cuando necesitó de un rescate de 98 millones de la Hacienda madrileña para poder pagar la factura de la luz.
En 2021, Metro de Madrid consumió 571 millones de kilovatios-hora (kWh), un 9,7% más que el año anterior debido a un incremento de la oferta de trenes. Pero la subida exponencial de los precios energéticos durante 2022 disparó la factura y obligó a la empresa a buscar fórmulas para cuadrar las cuentas. La elegida fue retirar trenes de la circulación, un 10% del total, mermando las frecuencias de paso y disparando las quejas de los usuarios, que vieron aumentada su espera en los andenes.
El origen de los problemas está en el contrato de electricidad firmado en 2021, que con una vigencia de dos años y una prórroga de seis meses, contemplaba una fórmula de indexación al precio diario del mercado eléctrico en vez de atar precios fijos. Entonces, Metro preveía una inversión de 70,3 millones de euros que se multiplicó sustancialmente durante el año por el contexto económico —la cifra concreta está pendiente de publicación junto a las cuentas anuales de la compañía—. Según informó entonces el diario El País, sólo en los primeros cuatro meses ese coste se había elevado hasta los 50 millones de euros.
La licitación de este nuevo contrato se espera para finales de junio y Metro ha previsto gastar 329,3 millones de euros en los dos años de vigencia del mismo, unos 164 millones anuales. Este valor supondría el doble de lo que se pagó en 2021, cuando la factura fue de 88 millones, convirtiendo a esta licitación en la más cara de su historia en términos de gasto anual de luz. Es de esperar que se repita la fórmula escogida en el último concurso, de forma que la energía suministrada tenga procedencia de fuentes renovables y cuente con certificados de garantía de origen, como hacen otras entidades similares como Adif.
Los técnicos de la compañía todavía tienen en estudio «todas las posibilidades que ofrece el mercado para decidir cuál es la que se adecúa mejor a las necesidades de la compañía», que busca estabilizar sus costes y adaptar el consumo a sus horarios y picos de máxima demanda. «El consejo de administración contemplará todas estas opciones y después decidirá», alegan desde la compañía.
El 90% de la energía que consume Metro de Madrid es de alta tensión. Alimenta a las instalaciones y se transforma y rectifica para ser usada en los trenes. Lo restante, en baja tensión, es usado para alimentaciones secundarias de respaldo y oficinas. El anterior contrato incrementó los puntos de suministro de alta tensión, pasando de 56 a 60, para las nuevas oficinas de la compañía en Plaza Castilla o robustecer el suministro en otras tres subestaciones.
En 2012, coincidiendo con el descenso de la demanda de viajeros y las limitaciones presupuestarias, Metro de Madrid puso en marcha un Plan de Ahorro Energético que se extendió durante cinco años para reducir su factura. Fue continuado por un segundo Plan de Eficiencia Energética que, hasta el momento, ha permitido reducir el consumo eléctrico en un 25%.
Este plan se unirá a inversiones ya previstas para tratar de decrementar el gasto en luz. La más destacada permitirá cambiar la tensión en la línea 6, la que más viajeros transporta, para tratar de ahorrar hasta un 26% con este movimiento. Metro destinará 29 millones de euros a cambiar el voltaje de la infraestructura, que pasará de operarse con 600 Vcc a hacerlo con 1.500 Vcc. Esto permitirá rebajar el consumo en tracción y permitiendo ahorrar hasta 14 gigavatios-hora (GWh) al año, según cálculos del Gobierno regional. Esto requiere de una reforma en las 14 subestaciones que dan servicio a la línea circular, obras que se ejecutarán hasta 2024.