Los profundos desequilibrios acumulados a lo largo del tiempo provocaron un hartazgo social que otorgó al nuevo gobierno liberal un mandato claro para implementar un ambicioso programa de reformas económicas. Al asumir el cargo, la administración de Milei se encontró frente a una serie de desafíos macroeconómicos críticos que requerían medidas urgentes para estabilizar la economía y evitar un colapso inminente. Estos retos principales, al cierre de 2023, se pueden sintetizar en tres frentes: una inflación descontrolada, un desajuste fiscal de calado y una recesión económica persistente.
La inflación era indudablemente el mayor reto para el nuevo gobierno de Argentina, constituido tras la proclamación de Milei como presidente y su investidura el 10 de diciembre de 2023. La amenaza de volver a un escenario de hiperinflación, un fenómeno devastador que se ha manifestado de manera recurrente en la historia del país del Cono Sur, parecía inminente en los últimos meses del mandato de Alberto Fernández. Durante el primer año de Milei, las medidas de choque en materia monetaria y fiscal han logrado reducir parcialmente el ritmo inflacionario, aunque queda un largo camino para declarar controlado el aumento de precios. Si bien el avance ha sido más que notable, la batalla contra la inflación sigue siendo una prioridad clave de cara al resto del mandato presidencial.
En el ámbito fiscal, Argentina enfrentaba una situación grave, aunque menos crítica que en el caso de la inflación. La monetización de la deuda, empleada por el peronismo kirchnerista como recurso para sostener un gasto público a todas luces insostenible, tuvo el efecto de agravar los desequilibrios económicos. Este escenario inflacionario avivó los temores de un posible impago de la deuda (default). No obstante, el ajuste presupuestario implementado por Milei en 2024 ha sido contundente, tanto que ha hecho honor a la promesa del mandatario, que anunció que aplicaría una motosierra al presupuesto público. Gracias a esta corrección, se ha alcanzado un superávit primario en todos y cada uno de los meses de su primer año de gestión, un logro sin precedentes que ha superado todas las expectativas. Esta mejora en el escenario fiscal representa un paso fundamental para recuperar la credibilidad financiera del país.
La recesión económica era otro de los grandes problemas heredados por Milei. La actividad productiva ya se encontraba en declive en 2023 y, como era de esperar, las medidas de ajuste tomadas por el nuevo gobierno liberal contribuyeron a un escenario inicial de contracción, manifestado en los primeros dos trimestres de 2024. Sin embargo, desde el tercer trimestre del año, la economía ha empezado a mostrar signos de recuperación, alcanzando niveles de producción cercanos a los registrados antes de la llegada de Milei al poder, pero ahora con un mix monetario y fiscal mucho más sostenible. La mejora exhibida por la economía argentina tras el ajuste monetario y fiscal sugiere que el gobierno ha gestionado con éxito este desafío. La estabilización macroeconómica es una condición necesaria, pero no suficiente, para garantizar un crecimiento sostenido. Reconociendo esta realidad, el gobierno de Milei ha emprendido un ambicioso proceso de desregulación que ha ganado fuerza conforme ha avanzado su primer año de gestión. Aunque este esfuerzo pasó en gran medida desapercibido en los compases iniciales de la legislatura, su potencial para fomentar un crecimiento equilibrado y sostenible a largo plazo no debe subestimarse. Estas reformas estructurales, al reducir barreras e ineficiencias, sientan las bases para una economía más dinámica y competitiva.
No sorprende, pues, que cada vez se preste más atención a este programa de reducción de la pesada carga regulatoria y burocrática que soporta la economía argentina tras décadas de acusado intervencionismo económico.
• El primer año de gestión de Javier Milei ha sido muy satisfactorio. Argentina avanza en su proceso de desinflación y consolida un meritorio superávit presupuestario, lo que ha permitido disipar los fantasmas de la hiperinflación y el default. En paralelo, las medidas de desregulación están contribuyendo a aumentar el potencial de crecimiento de la economía.
• En diciembre de dicho año, al comienzo del mandato de Milei, el IPC experimentó un crecimiento mensual del 25 por ciento. Sin embargo, en octubre de 2024, este mismo indicador se situó por debajo del 3 por ciento. Si se mide en términos anualizados, el ritmo de incremento de precios se ha moderado del 324 al 38 por ciento entre 2023 y 2024.
• En clave monetaria, Milei ha compaginado dos tipos de mejoras: por un lado, la mejora cualitativa del balance del Banco Central, contaminado por muchos años en que el déficit público se cubría imprimiendo moneda; por otro lado, la mejora cuantitativa de las condiciones del peso, con la mirada puesta en la estabilización de la base monetaria, lo que contribuirá a generar una escasez relativa de la divisa nacional, apreciando su valor frente al dólar.
• La brecha entre el tipo de cambio oficial y los verdaderos precios de canje del peso por el dólar rondaba el 150 por ciento cuando Milei llegó al poder, pero a cierre de 2024 se sitúa en torno al 3 por ciento, despejando el camino para la retirada a futuro del cepo cambiario.
• La motosierra presupuestaria aplicada por Milei ha roto con doce años de déficits públicos ininterrumpidos. Hasta octubre de 2024, el gobierno acumuló un superávit fiscal del 1,7 por ciento del PIB en términos primarios, frente a los déficits del 2,1, 2 y 2,7 por ciento del PIB alcanzados respectivamente en los diez primeros meses de los años 2021, 2022 y 2023. Incorporando los intereses de deuda, Milei acumula un superávit del 0,5 por ciento del PIB entre enero y octubre de 2024, frente a déficits del 3,6, 3,8 y 4,4 por ciento del PIB para el conjunto de los ejercicios 2021, 2022 y 2023, en cada caso.
• La prima de riesgo o riesgo país ha bajado sustancialmente. Cunado Milei alcanza el poder, el diferencial entre Argentina y Estados Unidos en la tasa de interés del bono de deuda a diez años se movía entre el 20 y el 30 por ciento, mientras que en diciembre de 2024 se sitúa en el entorno del 7-8 por ciento. Se trata de la mayor caída del riesgo país para toda Latinoamérica en 2024.
• La economía estaba en recesión a finales de 2023, cuando Milei asumió el cargo del presidente. Aunque la producción se contrajo en el primer semestre del año, los ajustes adoptados fueron mucho mayores que la caída observada en la producción. Así, Milei adoptó un ajuste fiscal de casi un 3 por ciento del PIB y un ajuste inflacionario del 9,2 por ciento del PIB, pero el PIB solamente se contrajo un 0,6 por ciento durante el mismo periodo. Es un precio más que asumible a cambio de evitar la hiperinflación y el default.
• Mirando a 2025, la mayoría de casas de análisis anticipan tasas de crecimiento del 4 o 5 por ciento. Estos datos encajan con la evolución al alza que ya exhiben los salarios reales, la industria, los préstamos bancarios o el inmobiliario.
• Milei heredó una tasa de pobreza del 45,2 por ciento y unos niveles de indigencia del 14,6 por ciento. Estos indicadores evolucionaron al alza en el primer trimestre de 2024, pero se vienen reduciendo desde entonces y ya se sitúan por debajo de las cotas que heredó el nuevo presidente (en octubre de 2024, estas variables fueron del 44,6 y del 11,6 por ciento). Pese a la desastrosa herencia recibida y el impacto inicial de las medidas de ajuste, ambos indicadores evolucionan a mejor.
• Para elevar el crecimiento económico, resulta esencial la tarea del nuevo Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado que encabeza Federico Sturzenegger. En el ámbito inmobiliario, el fin del control de precios del alquiler ha propiciado un abaratamiento de precios del 30 por ciento. Esta es la mejor prueba del efecto expansivo que pueden tener nuevas medidas de desregulación orientadas a reducir las trabas con las que lidian las empresas y los inversores