En contrapartida los ejecutivos han ido engordando y hoy, como en el caso de España, solamente, son veintidós las personas que han logrado alcanzar el grado de ministro. Es decir, los gobiernos son cada vez mas numerosos, quizá porque cada vez su trabajo es mas necesario y abundante, pero eso que puede ser válido en otras latitudes, no parece que sea aplicable entre los chicos y chicas de don Pedro.
En efecto, si el trabajo fuese abundante no tendrían tiempo de dedicar e a otros menesteres y sin embargo, quien mas quien menos, en el caso de los ministros se dedica a trabajos de su partido que requieren mucha dedicación. Si es necesario derrotar a Diaz Ayuso o Mazon, en Madrid o Valencia, respectivamente y hay que realizarlo en unos meses, no estamos ante una tarea menor, sino mas bien todo lo contrario. En Madrid los socialistas llevan treinta años sin pillar poder y la presidenta goza de una posición en las encuestas que no facilita su salida del edificio de la Puerta del Sol. El caso de València es distinto, por aquello de la Dana y la actuación de Masón.
Pero en ambos casos sería necesario tiempo y dedicación casi permanente al tema si es que se quiere alcanzar el éxito en la misión encomendada.
No digamos nada del encargo de la supervice, Montero, de derrotar a Moreno y recuperar Andalucía como el gran feudo socialista que fue. No están los ministros socialistas ante temas menores en los que sobre el tiempo. En ese contexto, ¿que pasa con su gestión ministerial, que tiempo dedican a una cosa y a otra?.
El pluriempleo está mal visto, muy mal visto por el ministerio del ramo, que por cierto dirige una señora que también está pluriempleada para tratar de salvar su pseudo partido de la quema electoral y atender las labores ministeriales como responsable nada menos que de un ministerio com el de Trabajo que requeriría toda su atención y mas.
De todo ello que nos queda, pues la sensación de que los ministros ni tienen trabajo ni trabajan, a no ser que tengan una capacidad casi sobrenatural y pueda estar en todas partes al tiempo y dedicarse a todos sus menesteres ministeriales y de partido.
Vamos que son superhéroes como Superman o Capitán America capaces de salvar el mundo mundial.
Pero no parece que esto sea muy verdad. Lo que si es cierto es el hecho de que los perjudicados de esta absurda situación son los ciudadanos desatendidos por nada menos que los ministros de un gobierno que se dedica a otras cosas, a todo menos a gobernar.