En su plan fiscal enviado este mes a la UE, el Ejecutivo anticipa un ciclo de desaceleración del crecimiento de la economía, que congelará la tasa del PIB en el entorno del 1% a partir de 2027. Contempla así una clara pérdida de dinamismo en el largo plazo.
En su documento, Moncloa proyecta un crecimiento robusto hasta 2026 -con alzas cercanas al 2%- que comenzará a desinflarse a partir de entonces. Esas peores expectativas parten de las proyecciones realizadas a partir del modelo EUCAM de la Comisión Europea. Un software que simula una estimación tomando como referencia -entre otras variables- las series históricas y el cálculo de la población con edad de trabajar elaborado por Eurostat. «La forma de V de la senda de PIB potencial responde al enganche de las diferentes metodologías», explican fuentes del ministerio de Economía, que recuerdan que los supuestos con los que se ha construido el escenario macroeconómico en el medio plazo «están muy tasados» por cálculos más precarios que proceden de la estadística europea.
Aun así, ya hay previsiones a corto que advierten de una pérdida de impulso de la potencia económica. El propio Fondo Monterario Internacional (FMI) anticipa una pérdida de dinamismo a partir del próximo año. Para 2024, los de Kristalina Gueorguieva confirmó la pasada semana que España crecerá dos puntos más que la media de la eurozona, hasta el 2,9%, pero reduce ese impulso del PIB hasta el 2,1% en 2025, en línea con los números que ofrece el plan fiscal.
Agotado el impulso económico procurado por la reforma laboral, el organismo señala ahora al bajo rendimiento de la productividad, como el principal reto de los próximos años. «En el futuro, lo que necesitamos ver es un rendimiento del crecimiento que sea impulsado por el aumento de la productividad», dijo Gueorguieva, que demanda reformas estructurales.
De hecho, el documento remitido por el ministro Cuerpo a Bruselas fía el crecimiento futuro a la aprobación y rendimiento de una batería de medidas incluidas en el Plan de Recuperación y otras adiciones que Moncloa espera ir desplegando durante los próximos meses. El plan reconoce hasta 12 iniciativas que -de aquí a 2031- sumarán hasta 3,3 puntos al PIB. Economía parte de la base de que reformas en vigor como la de las pensiones, o la laboral, seguirán aportando valor añadido a la economía en el medio plazo.
De hecho, los hitos que contiene el Plan de Recuperación Transformación y Resiliencia, tendrán un impacto positivo de 1,6 puntos sobre la economía. A esto, se añade el conjunto de medidas que Moncloa se ha comprometido a desarrollar, a cambio de poder trazar su estrategia de ajuste a siete, en lugar de a cuatro años.
Es aquí, donde se encuentra el reglamento de extranjería que el Gobierno quiere tramitar en 2025. La iniciativa incluye una mejora de la homologación de títulos, con el objetivo de flexibilizar los requisitos que enfrentan los inmigrantes a la hora de regularizar su situación, principalmente para autorizar la residencia y dar permisos de trabajo, para mejorar las vías de entrada y permanencia regular, además de simplificar los procedimientos administrativos. Con esto, Moncloa espera añadir tres décimas al PIB potencial hasta 2031.
En el calendario legislativo del Gobierno se encuentran otras medidas adicionales, como el fomento de la vivienda asequible a través de la Sareb, una nueva actualización del Plan Estratégico ICO, o el despliegue de la autonomía virtual con la que el ministerio de Economía quiere agilizar los trámites burocráticos y homogeneizar los requisitos que necesitan las empresas para operar en varias comunidades. Esta eliminación de trabas, podría aportar una décima al crecimiento.
No obstante, muchas de las reformas prometidas a la Comisión Europea dependen del acuerdo político, en un momento especialmente delicado entre el Ejecutivo, la oposición, los grupos parlamentarios y las CCAA.