En su opinión, aceptarla supondría sentar un «precedente» para el resto de grupos, para que se presentaran mociones de tenor similar y, con ello, perseguir que se socave la legitimidad del Gobierno. En el equipo de Sánchez retan a los posconvergentes a sumarse a una moción de censura si no apoyan al Ejecutivo, porque lo que no cabe es que tiren de una herramienta, la cuestión de confianza, que es competencia exclusiva del presidente.
En la Moncloa reconocen que hay «muchos platos en el aire», muchas negociaciones pendientes, pero aseguran no temer las represalias del ‘expresident’. No quieren que se asiente un «precedente»
El expresident fijó para este viernes una reunión con su cúpula en Bruselas, precisamente para abordar los escenarios que se abren después de la decisión de la Mesa del Congreso, la víspera. Este martes, el secretario general de Junts, Turull, advertía en un desayuno informativo en Barcelona que lo que ocurra el jueves en la Cámara baja con la solicitud de la cuestión de confianza «no es inocuo» y que, si no se tramita, el partido habrá de «tomar decisiones que no le gustarán al PSOE». Turull señaló que las condiciones de su formación para restaurar la «confianza» en Sánchez son varias. Entre ellas, además de la admisión a trámite de su petición de cuestión de confianza, la delegación «integral» de competencias en inmigración y la oficialidad del catalán en la Unión Europea. Pero, a la vez, tachó de «broma macabra», informa EFE, la idea de que los siete diputados posconvergentes apoyen una moción de censura junto a PP y Vox que hiciera presidente a Alberto Núñez Feijóo.
Para la Moncloa, más que «amenazas», lo que hay es un «juego de presiones», y no ve que la legislatura pueda colapsar. En el Ejecutivo señalan que no es compatible decir, como hace la derecha, que Sánchez se venda ante los posconvergentes y a la vez se asegure, como hace Junts, que no cumple nada. Seguramente la verdad, indican, está en el punto medio. Y recuerdan que el despliegue de muchas decisiones no depende exclusivamente del Ejecutivo, dado que hay «muchos actores en juego, como los tribunales». Es el caso de la amnistía, cuya aplicación deberá decidir en unos meses el Tribunal Constitucional. Es la medida de gracia, según la lectura que hace la Moncloa, lo que causa esa enorme frustración al partido independentista.
Turull advierte de que el trámite de la Mesa «no es inocuo», y que si no se admite su propuesta de cuestión de confianza a Sánchez, Junts tomará decisiones «que no le gustarán al PSOE» En el Ejecutivo asumen, eso sí, que puede que descarrilen los Presupuestos. Sánchez los peleará, intentará que salgan adelante… «pero también este país ha vivido con cuentas prorrogadas y no se ha caído el mundo». La Moncloa prepara el terreno de un nuevo ejercicio sin Presupuestos. Por lo que pueda pasar.