Según los datos publicados por el Banco de España, la caída obedece al menor volumen de préstamos impagados, que cayeron en 174 millones, hasta los 34.523 millones; al tiempo que la cartera crediticia se amplió hasta 1,215 billones, frente a los 1,210 billones al término de septiembre.
En comparativa interanual, la tasa de impagos ha pasado del 3,41% al 2,84% con un recorte de 5.643 millones en préstamos dudosos. La favorable evolución del mercado de trabajo tras superar los 21,8 millones de ocupados en un contexto en el que España crece por encima de la eurozona y los menores tipos de interés, que permanecen anclados en el 2%, presionan a la baja dicha tasa.
El pico más alto de toda la serie histórica se contabilizó en agosto de 2014, cuando la morosidad rebasó el 14,2%. Desde entonces, la reducción ha sido paulatina y tras un breve ‘impasse’ a principios de 2024 en el que experimentó una reversión al alza, la tendencia ha sido desinflacionaria a medida que el BCE comenzó con las bajadas de los tipos de interés. El organismo encabezado por José Luis Escrivá distingue entre la morosidad de bancos, cajas de ahorro y cooperativa de crédito, que pasa del 2,78% al 2,75% en octubre, gracias a que los préstamos impagados bajaron 217 millones en un solo mes, hasta 31.990 millones. En el caso de las financieras de consumo han repuntado al pasar desde el 5,31% al 5,49%, después de que los préstamos impagados crecieran un 1,43 %, hasta 2.344 millones.
En contraste con el año anterior, las financieras de consumo han visto cómo la morosidad de los préstamos concedidos ha pasado del 6,68% de octubre de 2024 al 5,49% del mismo mes de 2025. Hay que tener en cuenta que el saldo vivo crediticio superaba en septiembre los 705.000 millones, pegando un saldo al mes siguiente hasta rozar los 709.000 millones, máximos desde noviembre de 2022. Si bien el grueso se corresponde con hipotecas vivas, que canalizan más de 511.000 millones, es el crédito al consumo el que mayor avance experimenta, hasta los 113.047 millones, con un ritmo de crecimiento interanual del 10%.
La contención de la morosidad en un entorno de tipos de interés más elevados ha sido clave para que los beneficios de la banca hayan marcado cotas históricas durante los últimos tres años. Uno de los retos que encaran en los próximos trimestres pasa por mantener esta tasa en la senda descendente.
