Sin embargo, los analistas ya están advirtiendo de que el organismo y la velocidad de sus planes podría tener un efecto paradójico dados sus intereses: DOGE podría asestar un golpe a la economía de EEUU, que si bien no tiene el potencial de provocar que el crecimiento descarrile hacia la recesión, si que puede convertirse en un gran desafío que, sumado a los aranceles, lastre de forma efectiva el potente crecimiento norteamericano.
Los últimos datos hablan de unos despidos disparados por las tecnológicas pero, principalmente, por el sector público que ha pasado de apenas un centenar de despidos a 60.000. Esto sería solo un aperitivo de un recorte mucho mayor.
No se sabe exactamente cuántos despidos traerá DOGE. Sin embargo, solo la medida inicial aprobada por Trump de deshacerse de todos los trabajadores ‘en estado de prueba’ puede tener un impacto sensible. Según la Oficina de Gestión de Personal de los EEUU los últimos datos mostraron 220.000 trabajadores en esta categoría. Estos no se irían solos pues 75.000 empleados más habrían aceptado una indemnización que incluye su salario hasta septiembre a cambio de que abandonen su puesto. Estos habrían abandonado sus cargos al resultar estos ‘ineficientes’ según el punto de vista de la nueva administración.
Más de 300.000 trabajadores podrían verse en el paro, una circunstancia que podría ser por mucho el mayor recorte de empleos de toda la historia de Estados Unidos.
Estos despidos de momento se enfrentan con numerosos procesos judiciales. De hecho diferentes sindicatos han llegado a DOGE a los tribunales alegando que está pasando por encima de los límites legales de protección a la privacidad y que se está saltando los procedimientos que deberían pertenecer a otras ramas del Gobierno. De momento las primeras resoluciones se están inclinando en favor de Musk permitiendo los despidos pero muchos otros procesos están parados en una batalla legal. Entre las medidas destacan la decisión de un juez en Washington de restringir el acceso de DOGE a miembros del personal, mientras que uno de Nueva York bloqueó temporalmente a la institución por completo.
En el sector público el único caso similar fue la purga en el ejército estadounidense tras la retirada de Irak, por el que se deshicieron de 50.000 puestos de trabajo en 2011, justo en el primer mandato de Barack Obama. En el sector privado el colapso de IBM en 1993 es el mayor exponente con 60.000 despidos. Ese mismo año la cadena de tiendas Sears se deshizo de cerca de 50.000 trabajadores ante una crisis. Citigroup hizo algo parecido en 2008, con la crisis financiera. Sin embargo, ninguno de esos movimientos llega a la magnitud de lo que está suponiendo la ‘motosierra’ de Musk.
Desde Bank of America estiman que este agresivo ajuste (que ellos estiman en 200.000 empleos), se traducirá en 66.000 millones de dólares de ahorro para la Casa Blanca.
¿Recesión? A este tema se ha referido Claudia Sahm. Esta economista y exmiembro de la Fed es una de las grandes profetas de la recesión, creando la ‘regla Sahm’, uno de los indicadores de contracción económica más fiables. Esta ‘alarma’ pone en el centro los despidos pues se activa cuando la tasa trimestral de paro crece 0,5 puntos sobre el nivel más bajo registrado en los 12 meses anteriores. Este indicador ha acertado todas las recesiones entre 1960 hasta el verano 2024. En esta ocasión, la propia Sahm explicó que esta vez fallaría (lo dijo en el momento que se activó) debido a que ese aumento del paro no se debió a despidos, sino que estaba mostrando de alteraciones desde el lado de la oferta por la entrada de más población activa inmigrante y población activa que no estaba en el mercado laboral por la pandemia.
La economista ha publicado un informe en su página web en el que comenta que «es poco probable que DOGE cause una recesión dada la limitada escala y solo afectará parcialmente al crecimiento general de la economía y el empleo». Según la economista despedir a 200.000 personas generaría un incremento del desempleo del 0,1% muy lejos del 0,5% necesario para que se active esa bola de nieve de despidos, menor gasto y daño en los ingresos empresariales que ella plasmó en su indicador. Según la economista, el motivo es que solo un 2% de la fuerza laboral de EEUU depende del gobierno federal.
«¿Provocará una recesión? Probablemente no, pero está fomentando que los ingredientes ya estén ahí: despidos masivos, grandes recortes en los contratos y un ritmo rápido de incertidumbre sobre quién se verá afectado», sentencia Sahm. En ese sentido, la experta no descarta que se produzcan en el medio plazo esas dinámicas recesivas y «el rápido proceso de DOGE aumenta innecesariamente riesgos, sería mejor en estos meses de incertidumbre comercial y económica tomar medidas para gestionar riesgos y protegerse de una posible recesión dado que cuando comienzan los síntomas es ya muy difícil y costoso arreglarlo».