En su intervención en un congreso bancario celebrado en Fráncfort, el banquero central alemán ha señalado que los tipos de interés de la zona euro se encuentran en niveles que contribuirán sustancialmente a lograr el objetivo de reducir la inflación hacia la meta del 2%, siempre que se mantengan en estos niveles durante un periodo de tiempo suficiente.
Nagel ha defendido que las decisiones futuras del Consejo de Gobierno seguirán basándose en la evaluación de las perspectivas de inflación a medio plazo a la luz de los datos entrantes, la dinámica de la inflación subyacente y la evaluación sobre la fortaleza de la transmisión de la política monetaria.
En este sentido, ha recordado que las proyecciones del BCE de septiembre no prevén que las tasas de inflación regresen al entorno del 2% antes de finales de 2025, asumiendo que se publicaron antes de la crisis en Oriente Próximo, por lo que las proyecciones de diciembre de la institución incorporarán información importante al respecto para la toma de decisiones en la próxima reunión del Consejo de Gobierno.
En cualquier caso, para el presidente del Bundesbank no se debe flexibilizar la política monetaria hasta estar absolutamente seguros de volver a la estabilidad de precios de forma duradera. Por eso, ante la pregunta de si la eurozona ha llegado ya a ese punto su respuesta sería «no».»En este contexto, no sería prudente empezar a recortar los tipos de interés demasiado pronto», ha defendido Nagel, para quien esto podría ser «como apagar el horno antes de que las galletas navideñas estén listas y luego no están bien cocidas, lo que supone volver a calentar el horno nuevamente y acabar usando mucha más electricidad».
«Ahora debemos ser pacientes y mantener el rumbo para cosechar los beneficios del ajuste en términos de desinflación», ha explicado, subrayando la necesidad de que los tipos de interés permanezcan en un nivel alto durante un período suficiente. «Si bien es imposible predecir exactamente cuánto durará este periodo, es muy improbable que termine pronto», ha apostillado.
En cuanto al impacto del endurecimiento de la política monetaria sobre la economía, el banquero central germano considera inevitable que el ajuste monetario suponga una disminución de la demanda agregada, afectando a la economía real.
Sin embargo, para Nagel este freno de la demanda agregada no significa necesariamente inducir una recesión. «Soy optimista en cuanto a que podemos evitar un ‘aterrizaje forzoso’ de la economía», ha asegurado. En este sentido, ha recordado que varios factores están moderando la transmisión, incluidos unos mercados laborales inusualmente estables y también ajustados, niveles favorables de endeudamiento entre empresas y hogares, y una fuerte actividad inversora.
Según las estimaciones del modelo del Bundesbank, ha advertido de que se puede esperar que el ajuste tenga su máximo impacto en la actividad económica ya en 2023 y sobre la inflación en 2024. «En otras palabras, gran parte del efecto amortiguador de la inflación inducido por el ajuste monetario aún no se ha materializado. Pero necesitamos que se materialice. Y sólo se materializará plenamente si lo dejamos funcionar», ha resumido.