Pero hay aspectos de las conversaciones entre populares y gobierno que apunta a una cierta distensión que puede dar de si bastante, siempre y cuando Sánchez entienda que le viene bien a él y a su permanencia en el poder porque aunque las conversaciones vayan por la buena dirección, el truco, la realidad inamovible es que solo si a don pedrito le interesa aquellos, sea lo que sea, seguirá adelante.
Puede que los populares no tengan en cuanta este último detalle, pero el ministro del gobierno que negocie no puede perderlo de vista.
Es un hecho incuestionable que en la ultima semana ha destacado el hecho de los avances en términos de dialogo que ha habido en tre Gobierno y oposición en el tema de los aranceles y todo gracias a que los interlocutores de uno y otro bando han hecho un gran esfuerzo por tartar de entenderse y ser constructivos en los planteamientos. Pero ese esfuerzo de Cuerpo y Bravo no ha terminado de cuajar porque cuando parecía que aquello andaba en la buena dirección aparecieron los de siempre y se cargaron los avances.
Inmediatamente saltaron las dudas de quien habría movido los hilos y si no estaríamos ante una gran farsa. Y es que durante muchos días. Cuerpo y Bravo intercambiaron llamadas y notas. El ministro de Economía accedió a incorporar en el texto del decreto ley varias peticiones del PP. Menores, cierto, pero era la primera vez que ello sucedía.
Y de pronto, Sanchez quiso meter a Junts en la ecuación y obligar a Feijóo a aceptar al prófugo como acompañante. Y ya se sabe cómo convence siempre este Gobierno al prófugo: con dinero y/o privilegios para Cataluña.
El miércoles en el Congreso, Cuerpo tuvo la ocasión de desmentir a Junts en la tribuna y garantizar al PP que no habrá un criterio territorial, sino sectorial, en el reparto. Para que así los populares pudieran volver a sentarse en la mesa de negociación. No lo hizo.
Y ahí puede que se haya roto uno de los movimientos políticos que mas hubiese beneficiado a los ciudadanos. El comienzo de una nueva etapa de convivencia política de los dos primeros partidos. Y lo que parecían unos nuevos modos murieron al poco de nacer.