El decreto decayó con los 177 votos en contra de PP, Vox y Junts, que empiezan el año volviendo a sumar fuerzas y endosando dos nuevas derrotas parlamentarias al Gobierno, ya que decayó también el impuesto a las energéticas. Se impusieron así a los 171 a favor de PSOE, Sumar, ERC, EH Bildu, PNV, Podemos, BNG y Coalición Canaria, y la abstención del diputado de UPN.
Tanto PP y Junts tuvieron en vilo al Ejecutivo durante toda la mañana. Los independentistas decidieron no intervenir en el debate parlamentario del decreto ‘omnibús’, mientras que el PP expresó su oposición sin explicitar su sentido del voto. “No vamos a respaldar esta invención, no vamos a respaldar que su falta de capacidad para llegar a acuerdos suponga funcionar a golpe de real decreto ley”, afirmó el responsable económico del PP, Bravo.
El PP comparte la necesidad de subir las pensiones, pero su rechazo se explica en el traspaso del palacete parisino al PNV. “Es miserable que mezcle a pensionistas, valencianos y vulnerables con chantajes de sus socios”, censuró el líder del PP, Núñez Feijóo tras la votación. El gallego centró toda la responsabilidad en el presidente Sánchez, al que exigió convocar elecciones. El principal partido de la oposición dejó en el aire su voto en los últimos días, pero fuentes populares aseguran que “siempre” estuvieron el “no”.
“Lo que hoy tumbamos”, dijo Nogueras, portavoz de Junts “es el trilerismo”, la “mentira”, las “manipulaciones”, la “prepotencia”, el “chantaje” y los “incumplimientos” del PSOE. En sentido, deploró que el decreto ‘ómnibus’ son “140 páginas” que “incluyen 80 medidas que ni se han votado ni se han debatido” y “no forman parte del programa electoral” de Junts “para Cataluña”. “Es indecente mezclar medidas que ayudan a las personas con otras medidas que siguen esquilmando a las personas y que solo les convienen a ustedes”, subrayó Nogueras, quien manifestó que el PSOE “debe dejar de hacer el trilero” y el resto “dejar de votar sí a todo a cambio de nada”, refiriéndose sobre todo a ERC.
En esta coyuntura, el PSOE puso el foco en Feijóo, al que urgió a explicar por qué da “la espalda a los pensionistas y tumba las ayudas por la dana”.“Feijóo se llena la boca hablando de Valencia, pero cuando tiene la ocasión de demostrar si la apoya tras la catástrofe de la dana, da la espalda a los valencianos y valencianas. Nada le importa. Todo le vale. Es un frívolo. Nosotros seguiremos trabajando. No vamos a dejar tirados ni a los pensionistas, ni a los usuarios del transporte público, ni a los valencianos y valencianas”, señalaron fuentes socialistas.
El mismísimo Bolaños encendido no pudo contenerse: «Cuando, en febrero, los 12 millones de pensionistas vean que su pensión ha bajado, que se acuerden de que ha sido el PP en compañía de otros. Y cuando mañana los usuarios del transporte público vean que ha subido el precio de su billete, que se acuerden de que ha sido el PP en compañía de otros». Y claro esta en ningún momento
culpó a Junts del desastre, aunque en realidad fue el partido de Puigdemont y no el PP con el que el PSOE negoció la convalidación del decreto ómnibus. De hecho, hasta Waterloo peregrinó el lunes el secretario de Organización de los socialistas, Cerdán, en busca del milagro.
«Esto no es un golpe al Gobierno. Es una bofetada injustificable a la ciudadanía de este país por parte de una oposición irresponsable», se quejó la diputada de Sumar, Vidal.
Además de la doble derrota, el Ejecutivo de coalición tuvo que escuchar duros reproches de sus socios de izquierdas durante el debate de los otros dos decretos: el del gravamen temporal a las energéticas, que fue derrotado con los votos del PP, Vox, Junts y el PNV, a los que el portavoz de Bildu llamó «las derechas española, catalana y vasca» (165 a favor, 183 en contra y una abstención); y el que fomenta la jubilación activa al facilitar la compatibilidad entre la pensión y un trabajo. Contra este último votaron ERC, Bildu, Podemos y el BNG y se mantuvo en pie gracias al voto favorable del PP, que estaba anunciado desde la semana pasada (298 a favor, 51 en contra). Mal consuelo para los socialistas.