Pese a ser un acto estrictamente del PP, y tal y como ocurrió en la concentración de la Puerta del Sol, hace casi un mes, el presidente de Vox, Santiago Abascal, se sumó a la convocatoria, junto a un nutrido grupo de miembros de su partido. Tras el acto del PP, Vox tiene convocado a sus seguidores a acudir a la sede del PSOE en la calle de Ferraz, cosa que no hace el PP, como ya hizo cuando la concentración se produjo en la Puerta del Sol.
El Templo de Debod, el lugar elegido esta vez por el PP para su acto contra la amnistía y la defensa de la Constitución, se encuentra a 700 metros, pero desde el PP se subrayaba, como entonces, que la convocatoria del PP empieza y termina en el Templo de Debod, donde los populares han celebrado mítines. De hecho, el propio Feijóo acabó su intervención subrayando «terminamos aquí», afirmación que pronunció dos veces, consciente como era de que Vox había convocado a seguir hasta Ferraz.
Un acto que convocado en Madrid contó con la presencia de toda la dirección del PP, empezando por su secretaria general, sus vicesecretarios y sus portavoz en el Congreso, en el Senado y en el Parlamento Europeo, además de muchos de los barones del PP, como Juanma Moreno (Andalucía); Jorge Azcón (Aragón), Fernando López Miras (Murcia) María Guardiola (Extremadura), el presidente del PP de Castilla-La Mancha, Francisco Núñez, o el portavoz del PP en el Ayuntamiento de Barcelona, Daniel Sirera.
El presidente del PP, basó su oposición a la amnistía y a las negociaciones entre PSOE y Junts, en la reivindicación de «los principios y valores de la Constitución» y para «defender la verdad de la mentira, la igualdad del privilegio, la democracia del «acaparamiento de poder», y lo hará, advirtió, en la calle, con el anuncio de que «habrá muchas más»; en el Parlamento y «ante la Justicia», donde llevarán cada una de las cuestiones que a juicio de los populares consideren que atentan contra la igualdad y la democracia en España.
Lo hará, dijo Feijóo, aunque «nos quieren con las manos en alto mientras asistimos al atraco con la igualdad de los españoles», y aunque «nos quieren callados mientras hablan en Ginebra». «Nos quieren -insistió el líder popular- con las manos en alto y sumisos, como ellos ante los independentistas».
Seguirán en la calle, con más movilizaciones «porque no nos vamos a plegar a sus engaños, no vamos a blanquear sus alianzas, no vamos a normalizar los escándalos» y «cuantas más mentiras digan, más verdades tendrán que escuchar».
El presidente del PP subrayó que «no le vamos a pasar una», y aunque dejó claro que «no voy a cuestionar la legitimidad del Gobierno», sí va a combatir «su sinrazón, su amoralidad y su desvergüenza», porque «son la vergüenza de un país al que no van a arrebatar la dignidad».
Y es que Feijóo siente que el Gobierno supone para España «una vergüenza nacional y un bochorno internacional», que se eleva al máximo nivel con la figura del mediador internacional, que ayer se conoció que desempeñará el diplomático salvadoreño Francisco Galindo. «Es un bochorno que haya una mediación extranjera para hablar entre compatriotas», que siempre han sabido hablar, como hicieron hace 45 años los que aprobaron la Constitución, «que firmaron la paz civil entre derecha, izquierda y nacionalistas», que «tendieron lazos y puentes, y no como hoy, que el Gobierno quiere levantar muros. Quieren volver a enfrentarnos», y el PP trabajará para que no sea así, dijo.
Feijóo mostró su contrariedad porque «un salvadoreño supuestamente experto en negociaciones con terroristas y guerrillas latinoamericanas» vaya a «decidir el futuro de España», algo que para él es una humillación», porque se supone que es quien va a decir «cómo España trata a una comunidad autónoma», y por eso pidió que «cese este despropósito para cambiar más tiempo para estar en La Moncloa». Pero Feijóo dejó claro a Sánchez que «España no se rinde» y que «los españoles volverán a poner las cosas en su sitio», y a Pedro Sánchez «en el pasado. No nos vamos a rendir».