Antes de las lluvias de este fin de semana, numerosos trenes con origen o destino Andalucía se vieron afectados por una nueva incidencia en la infraestructura ferroviaria en el entorno de La Sagra, en la provincia de Toledo, concretamente en el tramo entre Mora y esta ubicación, tras la registrada hace dos semanas entre Yeles y La Sagra, entonces por una fallo de tensión en la catenaria tras quedar detenido un tren Ouigo.
En X, Adif trasladaba a los usuarios que «una incidencia en el sistema LZB, que dificulta el control del tráfico ferroviario entre La Sagra y Mora, está provocando retrasos en los trenes de alta velocidad del sur y los de Castilla la Mancha. Trabajamos para repararla lo antes posible. Disculpen las molestias».
La compañía pública Renfe ha transmitido, por su lado, que los trenes de Alta Velocidad de Larga y Media Distancia, están registrando demoras y detenciones a su paso por este tramo». Así, ha enumerado importantes demoras a lo largo de la jornada que alcanzan los 102 minutos.
¿Qué es lo que está pasando? Pues lo mas normal, que estamos ante la línea más antigua del sistema ferroviario español, y que precisamente por eso, arrastra una larga serie de incidencias operativas vinculadas al estado de sus infraestructuras eléctricas.
El pasado año, Adif AV reconoció que las subestaciones eléctricas de tracción presentan «deficiencias operativas, por obsolescencia o versatilidad, significativas tras 30 años de servicio», y en consecuencia, adjudicó un contrato de 38,7 millones para su reforma integral.
Pero en esas estamos, y las obras son lo que son y duran lo nunca escrito. El contrato fue adjudicado en marzo de 2024 a un consorcio de empresas formado por Elecnor y Electren, dos de las mayores compañías de electrificación ferroviaria del país, que tienen hasta el próximo año 2026 para ejecutarlo.
Hasta entonces cada vez que coja un tren cruce los dedos, porque según los datos del propio gestor, aunque Adif Alta Velocidad invierte cada vez más dinero en mantener la red ferroviaria, ese aumento no parece suficiente para seguir el ritmo de expansión de las líneas de ferrocarril en España. En 2024, la empresa pública destinó 637,7 millones de euros a conservación y en 2025 pretende incrementar esa cifra hasta los 681,3 millones, un 46% más que hace diez años, cuando se gastaban 465,5 millones a tener las vías en buen estado. En este período, la red de alta velocidad ha crecido en 834 kilómetros, hasta rozar los 4.000 —concretamente 3.977—; y el valor total de la infraestructura se ha incrementado en 2.338 millones, un 15%, al pasar de 15.500 a casi 18.000 millones de euros.
Para colmo de males, la desconexión entre gestor de infraestructuras, contratas de mantenimiento y operadores dificulta la respuesta rápida y coordinada ante emergencias así que poco a poco veremos como la calidad del servicio termina en miles y miles de pasajeros afectados y desesperados hy la imagen de Rende y de España por los suelos.