En 2023 y 2024 la horquilla de precios de Mibgas se encontraba en una media de 37€/MWh, con un valor máximo de 59,98€/MWh en enero de 2023 o el mínimo de 25,5€/MWh en febrero de 2024. Son valores elevados y alejados de las cotizaciones de los años previos a la invasión de Ucrania. Los precios actuales duplican e incluso triplican las cotizaciones previas al conflicto. Viendo las cotizaciones de años anteriores no podemos evitar cierta nostalgia y, sobre todo, preguntarnos si Europa volverá a tener acceso a precios que oscilen alrededor de los 15-25€/MWh.
Como decimos habitualmente, el consumo de gas es un claro indicador de la salud industrial. En los dos últimos años, los altos precios y la falta de competitividad han provocado una pérdida estructural del 15% de la demanda gasintensiva. Si comparamos mes a mes con el consumo industrial de 2019 es indudable que oscilamos, pero en ningún momento hemos recuperado los valores de consumo de gas industrial previos.
Con los precios actuales es inviable la producción gasintensiva. Al menos un 15% del consumo de gas de la industria se ha volatilizado y desaparecido. En un equilibrio frágil, todavía aguanta y subsiste producción gasintensiva. En 2024 el consumo industrial de gas se incrementó un 3,5% vs 2023. En nuestro habitual A Fondo podrás ver el detalle pormenorizado de todos los sectores gasintensivos y su evolución estos últimos años.
Y echando una mirada al frente, ya no hacía 2030 o 2050, como hacemos cuando hablamos de descarbonización, sino una mirada no tan a largo plazo, ¿qué podemos ver a día de hoy?
Respecto a los precios, la curva de futuros es plana, la cotización de hoy es casi idéntica a la del verano que viene. Según datos de AGSI, los almacenamientos europeos (14/01) están al 64,15%, vaciándose, como es habitual, poco a poco mientras avanza el invierno. Esta curva con precios altos y planos evidencia que el mercado seguirá tensionado en primavera/verano. Por un lado, la demanda de gas para calefacción será menor al finalizar el invierno, pero por otra parte tendremos que prepararnos para el invierno 25/26 y las necesidades de gas para el llenado de los almacenamientos serán superiores. Si los futuros se cumplen podemos vaticinar que el invierno de precios altos será largo.
Pero no hay mal que dure cien años, y esto es lo que marcan los mercados hoy. Puede cumplirse o no. Esta semana se anunciaba el acuerdo de alto al fuego entre Israel y Hamás tras más de 15 meses de guerra y nos preguntamos qué puede pasar con la guerra Rusia-Ucrania. Este es una variable que afectaría al mercado de gas europeo, ya que podrían incrementarse las prohibiciones al GNL ruso o prohibirse totalmente, tal y como solicitan Polonia, Estonia, Letonia, Lituania, Dinamarca, Suecia, Finlandia, Chequia, Rumania e Irlanda. España, Italia, Francia o Alemania no han firmado la petición de endurecer las restricciones a las exportaciones rusas de gas. Europa todavía no tiene el equilibrio solucionado entre la oferta y la demanda sin el gas ruso.
Hay que tener en cuenta también que Trump será investido presidente este lunes 20 de enero, y en el pasado afirmó que prefería negociar y encontrar un acuerdo que ponga fin al conflicto en lugar de continuar con un enfoque militarista. Además, podría intentar reevaluar el apoyo militar y financiero que Estados Unidos brinda a Ucrania, buscando un balance que considere tanto los intereses de Estados Unidos como la situación en la región. También es posible que busque restablecer relaciones más cercanas con Rusia, algo que ha sido parte de su retórica en el pasado. Sin embargo, es importante recordar que las decisiones de política exterior son complejas y dependen de muchos factores, por lo que cualquier plan específico podría cambiar en función de la situación del momento.
Mientras van aconteciendo movimientos geopolíticos fuera de nuestro alcance, debemos centrarnos en medidas factibles que podemos implementar localmente. España debe proteger su industria gasintensiva y evitar que pierda más competitividad. No hay que olvidar que normalmente los precios que marcan los mercados no son los mismos que acaban en la factura de un industrial, hay que sumar peajes, cargos, fondos, impuestos y otros. En otros países europeos se establecen medidas de política industrial para potenciar a su industria estratégica manufacturera. Francia e Italia tienen un Estatuto de Consumidor Gasintensivo, con exenciones en la contribución al FNEE, en almacenamientos, incluso con peajes de gas especiales. Nuestra competencia cuenta con esquemas de impulso para sus industrias intensivas en energía.
Es fundamental que este año la agenda política priorice a la industria gasintensiva, impulse a sus industrias para alinear los costes a los de su competencia europea y estrechar la brecha económica y de competitividad. Las demandas son claras: necesitamos un Estatuto del Consumidor Gasintensivo que reconozca nuestras particularidades y garantice un marco regulatorio que nos permita operar en condiciones competitivas. Estos esquemas de competitividad ya están implantados en otros países de Europa mientras en España vamos a un ritmo diferente. La industria es clave para nuestra economía y su capacidad de competir influye en el empleo y el bienestar de muchas familias.