Pese al nuevo plan de contestar con agilidad a los ‘shocks’, este repunte se considera temporal, pequeño y motivado por elementos volátiles.
El nuevo retraso a la hora de alcanzar el objetivo de inflación no inquieta demasiado al Banco Central Europeo (BCE). Diferentes fuentes cercanas al Consejo de Gobierno señalan que el hecho de que ahora no se espere alcanzar la meta de la estabilidad de precios hasta 2026 no condicionará sus decisiones sobre el nivel de tipos de interés que necesita la economía.
Las nuevas proyecciones macroeconómicas, presentadas en la cumbre del 6 de marzo, elevaron la inflación media esperada para este año al 2,3%. Este movimiento ha provocado que se haya aplazado al próximo año el momento en el que el BCE logrará por fin cumplir con su mandato de mantener un crecimiento de los precios que se sitúe de forma sostenible en el 2%.
Pese a que al banco central le está costando más de lo previsto «devolver el genio a la lámpara» -como se suele decir en el ámbito monetario a recuperar la normalidad tras un episodio de rápido crecimiento de los precios que se extiende desde 2022-, la institución europea transmite calma en público y en privado. En primer lugar, porque la revisión al alza de la inflación recogida en las últimas proyecciones se debe fundamentalmente a un repunte de los precios de la energía que, poco antes de la fecha de la reunión, ya se había revertido.
Pero incluso aunque eso no ocurriera, fuentes conocedoras del debate en el Consejo de Gobierno apuntan a que la autoridad monetaria no se dejaría llevar por las prisas. El banco central, aseguran, podría acelerar este proceso con una política monetaria más restrictiva, pero, a diferencia de en el pasado, cuando la inflación se encontraba en plena subida libre, los riesgos de esa actuación ahora no compensan. «Con una política monetaria más restrictiva se podría acercar la fecha en la que se alcanza el objetivo de inflación en alrededor de seis meses. Sin embargo, eso podría provocar que el crecimiento de los precios en los años siguientes se quedase muy lejos de la meta, pero por debajo, algo que tampoco sería positivo», indican desde Fráncfort