De acuerdo con la información que ha publicado este martes el ‘think tank’ de las economías avanzadas, el mayor incremento de los precios respondió al incremento «súbito» de la inflación en Turquía (puesto que excluyendo al país euroasiático, el dato del séptimo mes del año habría sido «fundamentalmente estable») y a la evolución de los alimentos. En cuanto a la tasa subyacente, que excluye de su cálculo los alimentos frescos y la energía por su mayor volatilidad, escaló al 6,7%, cerrando una décima por encima del mes anterior. Según explica la organización, se han registrado retrocesos de inflación en veintiséis delos treinta y ocho países miembros, de los que diecisiete se anotaron caídas superiores al 0,5%. En este sentido, los precios acusaron una importante disparidad entre miembros de la OCDE, con cifras de deflación en Costa Rica (-2,3%), pero superiores al 15% en los casos de Turquía y Hungría.
La inflación de los alimentos prosiguió con su moderación hasta el 9,2%, por debajo del 10,1% de junio, su menor nivel desde febrero de 2022, pero aún en niveles muy elevados. De su lado, los precios energéticos en la OCDE continuaron en julio en terreno negativo con un -7,5% frente a la disminución que habían registrado anteriormente del -9,6%.
Entre los países de la organización, las mayores cifras de inflación en julio correspondieron a Turquía (47,8%), Hungría (17,6%) y Colombia (11,8%), mientras que las menores subidas interanuales de los precios se registraron en Suiza (1,6%), Corea del Sur y España (2,3%) y Portugal y Dinamarca (3,1%).