En un artículo publicado en ‘El País’, el empresario mexicano —dueño del 3,86% del capital de la entidad— subraya que su decisión ha sido objeto de “interpretaciones incorrectas, acusaciones e insinuaciones sin sustento” y rechaza de plano cualquier “acuerdo oculto o conflicto de interés” con BBVA. Martínez recuerda que su inversión en Sabadell se remonta a más de una década y que, como muchos minoristas, ha acompañado al banco durante años difíciles marcados por la crisis financiera, la integración de TSB, la pandemia y un prolongado entorno de tipos negativos. “Mi participación en Sabadell dista mucho de ser cortoplacista”, asegura, y reivindica los avances del banco en capitalización, eficiencia y rentabilidad.
Sin embargo, considera que el momento actual es propicio para dar un paso más en el proceso de consolidación bancaria. “Las fusiones en sí mismas no son el punto; lo que yo realmente valoro es la escala”, señala, defendiendo que un banco con una cuota de mercado del 22% es estructuralmente más competitivo que uno con el 8%. A su juicio, la integración con BBVA permitiría crear una entidad «aún más competitiva, rentable y con mayor potencial de revalorización». El consejero también pone en valor la posición internacional de BBVA, especialmente en México y Turquía, donde ve un “potencial de crecimiento, rentabilidad y resiliencia incuestionable”. Además, insiste en que no existe “absolutamente ningún acuerdo ni conflicto de interés” con la entidad vasca y que cumple con su deber fiduciario como consejero de Sabadell.
Martínez afirma que habría preferido una fusión amistosa, pero que, ante la situación actual, ha optado por acudir a la oferta “porque creo en su potencial, sin buscar ser referente de nadie”. Y lanza un mensaje a los críticos: “Esta no es una batalla entre los Montescos y los Capuletos. Calificativos como traidor o vendido solo reflejan la ceguera y el sesgo de quienes los usan”.
Finalmente, anima al resto de accionistas a tomar su propia decisión “con asesoría profesional independiente” y sin dejarse llevar por informaciones “infundadas, incorrectas o inciertas”.