El Ejecutivo de Pedro Sánchez considera que el fabricante de trenes, fundado en 1942 por Goicoechea y Oriol Urigüen, es una empresa estratégica dentro de un sector clave para la «seguridad económica, la cohesión territorial y el desarrollo industrial del país».
Desde el departamento que dirige Cuerpo inciden, además, en que el marco normativo español es equilibrado y constituye una referencia a nivel internacional, puesto que compatibiliza la atracción de inversiones extranjeras y la defensa de los intereses nacionales. El Gobierno, puntualizan, «mantiene como objetivo prioritario la atracción de inversión extranjera, sobre todo en aquellos sectores y proyectos clave para nuestra competitividad y seguridad económica, de forma equilibrada y compatible con la protección de los intereses estratégicos o la seguridad nacional».
Según ha explicado el Ministerio de Economía, la Junta de Inversiones Exteriores (Jinvex) ha emitido un informe negativo sobre esta operación. La Jinvex alude a motivos relacionados con la seguridad nacional y el orden público para desaconsejar la oferta del grupo húngaro. «Para el Gobierno, Talgo es una empresa estratégica dentro de un sector clave para la seguridad económica, la cohesión territorial y el desarrollo industrial de España».
El Gobierno de España también ha asegurado que mantiene como «objetivo prioritario» la atracción de inversión extranjera, «sobre todo en aquellos sectores y proyectos clave para nuestra competitividad y seguridad económica, de forma equilibrada y compatible con la protección de los intereses estratégicos o la seguridad nacional».
Cabe recordar que Magyar Vagon presentó el pasado marzo una oferta de 5 euros por acción por el único fabricante de trenes de alta velocidad de España. Desde el primer momento, el Ejecutivo español se mostró frontalmente en contra de esta operación, con el ministro de Transportes, Puente, llegando a afirmar que el Gobierno «hará todo lo posible» por evitar que salga adelante.
Uno de los principales motivos al rechazo del Gobierno se debe al apoyo del Ejecutivo prorruso y antieuropeo de Viktor Orbán a Magyar Vagon. De hecho, el 45% del capital del grupo húngaro está controlado por Corvinus, un fondo estatal húngaro. Además, András Tombor, directivo de la compañía magiar, fue asesor del Gobierno húngaro entre 1998 y 2002, también liderado por Orbán.
Por otro lado, el Gobierno también ha dudado de que las fábricas del grupo húngaro tuviesen suficiente capacidad suficiente para resolver los problemas de producción de Talgo. En la carta en la que la compañía española explicaba el rechazo a la propuesta de «integración industrial de Skoda», Talgo argumentaba que «no es el momento adecuado para explorar posibles alternativas distintas a una oferta pública de adquisición competitiva que garantice los recursos financieros e industriales que permitan a Talgo afrontar sus retos presentes y futuros».
En los últimos días, representantes de Transportes viajaron a Hungría para tratar de desatascar la situación, pero parece que las reuniones mantenidas no han llegado a buen puerto.
En este ambiente la CNMV primero suspendió la cotización de la empresa ferroviaria, para horas después volver a autorizar su cotización