La oposición o reticencias mostradas por la Administración, junto al rechazo de la entidad opada, hicieron fracasar opas hostiles en el pasado, como la del Banco Bilbao en 1987 sobre Banesto, una operación que no fue admitida a trámite. Otra oferta que no salió adelante fue la opa lanzada en 2003 por Gas Natural sobre Iberdrola, que fue rechazada por la Comisión Nacional de la Energía (CNE), ahora integrada en la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).
Tampoco tuvo éxito Gas Natural en la opa que lanzó sobre Endesa en 2025, que desencadenó un proceso de ofertas y contraofertas que dejó a la eléctrica en manos de la italiana Enel y de Acciona. La opción de Enel y Acciona no era la defendida por el consejo de administración de Endesa, que optó en principio por seguir en solitario y después buscó un ‘caballero blanco’, la alemana E.ON, que tuvo que desistir finalmente ante la entrada en escena de la compañía estatal italiana. También fracasó la opa hostil que Cortefiel lanzó en 2001 sobre Adolfo Domínguez, una operación que no salió adelante por la oposición de los principales accionistas de la firma opada. Ejemplos de opas inicialmente hostiles que finalmente salieron adelante también hay, como la de la inmobiliaria Bami sobre su competidora Zabálburu en el año 2000, aunque a costa de que Bami elevara el precio ofrecido. La irrupción de un competidor, la constructora Fadesa, obligó a Bami a mejorar su oferta, que fue aceptada finalmente por Zabálburu.