En 2025, los metales preciosos han experimentado un repunte excepcional debido a una combinación de factores económicos, geopolíticos y financieros que han reforzado su papel como refugio de valor.
Y es que el estancamiento del conflicto en Ucrania, las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China y la inestabilidad en Oriente Medio han alimentado la búsqueda de activos considerados seguros. En este contexto, el oro ha vuelto a consolidarse como el activo refugio por excelencia, mientras que la plata, además de su valor monetario, se beneficia de un fuerte componente industrial.
Por último, la debilidad del dólar estadounidense ha potenciado la inversión en metales preciosos. Con una divisa menos fuerte, el oro y la plata resultan más atractivos para compradores internacionales, acelerando la tendencia alcista.