La cúpula federal del PSOE quiere pasar página cuanto antes de la polémica por las listas electorales de EH Bildu, pero el presidente de Castilla-La Mancha entiende que debe seguir siendo claro, y más ahora en campaña electoral, en la que se juega su reelección en un territorio de sociología conservadora.
Y así operó este domingo, en un mitin en Puertollano (Ciudad Real) con el jefe del Ejecutivo. García-Page reivindicó su «libertad de conciencia», su «autonomía» para decir aquello que cree, para enfrentarse a los independentistas que quieren para sí «privilegios». Para advertir de que desaprueba el entendimiento de su partido con la formación de Arnaldo Otegi: «Yo, con los asesinos de ETA, ni a la vuelta de la esquina«.
Las relaciones entre los dos dirigentes son más que frías desde hace años. El barón castellanomanchego ha discrepado en múltiples ocasiones tanto del estilo de liderazgo de Sánchez como, sobre todo, de sus alianzas con ERC y Bildu. Page ha evitado en las últimas semanas compartir mítines con él —en Albacete, el 3 de abril, y en Toledo, el 21—, pero en plena campaña tocaba que ambos estuvieran juntos. El acto no evidenció tanto las tensiones porque el líder regional reivindicó su gestión y cargó contra su rival del PP, Paco Núñez, mientras que Sánchez intercaló un nuevo anuncio —cine a dos euros para los mayores de 65 años, que aprobará el Consejo de Ministros este martes— e hizo bandera de sus medidas.
Quiero que quede muy claro, para que nadie se engañe, que conmigo no hay ni trampa ni cartón: yo siempre he puesto, pongo y pondré los intereses de Castilla-La Mancha por encima de los de mi partido»
Pero hacia el final de su intervención Page introdujo la idea que sabía que se convertiría de inmediato en el recado a su jefe de filas. Y mentó, sin citarla, la polémica con Bildu, de la que Moncloa y Ferraz desean huir para no dar armas a la derecha. Tras enfatizar que él siempre defenderá su tierra —»quiero que quede muy claro, para que nadie se engañe, que conmigo no hay ni trampa ni cartón: yo siempre he puesto, pongo y pondré los intereses de Castilla-La Mancha por encima de los de mi partido y los de todos los partidos juntos»—, subrayó que se trata de «tener autonomía» y de gestionar «el principal argumento» por el que está en política, la «igualdad».
Castilla-La Mancha, dijo, es una región «inventada», porque no existía antes, pero es a la vez un «ejemplo magnífico» de lo que se pretendió en la Transición con las autonomías: colmar las «ansias» de Cataluña, País Vasco o Galicia, pero a la vez dando «posibilidades a todos los españoles» para que pudieran acceder «a los mismos servicios y oportunidades». Su región «no es que pida más», sino que es «autónoma para no admitir menos que el resto», y «no lo va a hacer».
Page esgrimió entonces que su concepto de igualdad le lleva a «luchar contra todo tipo de privilegios», los de «algunas personas», y contra «los que buscan privilegios en algunos territorios». «Puedo decir que todo lo que es bueno para Castilla-La Mancha es bueno para España, y todo lo que es bueno para España es bueno para Castilla-La Mancha, y no sé si esto lo pueden decir en el resto de España», sostuvo.
Cuando algunos, en España, claramente los independentistas, buscan arrimar el ascua a su sardina, yo siempre levantaré la voz»
Entonces enlazó con la parte troncal de su discurso: «No tengo por qué implicar a nadie en mis opiniones o en mis reflexiones. Pero ejerzo la libertad de conciencia para poder decir que a mí me verán siempre en una lucha contra todo tipo de privilegios. Y cuando algunos, en España, claramente los independentistas, buscan arrimar el ascua a su sardina, es decir, que el resto no tengamos lo mismo, yo siempre levantaré la voz. Y si esos independentistas, además, en algún momento han utilizado una pistola, con más motivo. Yo con los asesinos de ETA ni a la vuelta de la esquina. Ni a la vuelta de la esquina».