Las propicias condiciones climáticas, el minucioso trabajo en el campo y las recientes mejoras en sus instalaciones, han sido claves para reafirmar su compromiso con la excelencia en cada etapa del proceso.
Desde su fundación, Pago de Valdecuevas ha apostado por una producción basada en la calidad y no en la cantidad convirtiéndose en un referente en la producción de aceites de oliva virgen extra premium. La almazara, de tamaño reducido, representa un proyecto integral que combina tradición e innovación. Situada en medio de los olivos, permite procesar la aceituna en menos de dos horas desde su recolección, garantizando así la frescura y calidad óptima del fruto. El propósito es que el aceite producido mantenga todas sus propiedades organolépticas y nutricionales.
En esta campaña, iniciada a finales de octubre con la recolección de la variedad más temprana -manzanilla cacereña- y concluida en los primeros días de diciembre, las condiciones climáticas en la zona de Valladolid han sido especialmente favorables. A diferencia de otras regiones de España donde las lluvias afectaron la calidad de la aceituna, aquí la maduración progresiva ha permitido obtener un fruto excepcionalmente frutado.
La recolección eficiente y las inversiones en tecnología realizadas este año han sido clave. “Las mejoras realizadas en la almazara para ampliar nuestra la capacidad de recepción de aceitunas nos han permitido procesar la misma cantidad en menos tiempo, siendo más eficaces en el proceso”, destaca Aparicio, director técnico de la almazara. Producir un litro de aceite de Pago de Valdecuevas requiere aproximadamente 5.000 kilogramos de aceitunas, una cifra que pone de manifiesto el esfuerzo, la atención al detalle y el compromiso por ofrecer un producto exclusivo y de máxima calidad.
En total, durante la campaña 2024 se han cosechado 722.000 kilogramos de aceitunas de las variedades arbequina, picual y manzanilla cacereña. La arbequina, que representa más del 95% de la producción, destaca por su excelente adaptación al clima de la región y sus cualidades aromáticas únicas, como su característico equilibrio entre notas frutales y herbáceas. “En términos de calidad, la cosecha 2024 supera a la del año anterior. Los aceites obtenidos serán muy aromáticos, con notas destacadas de hierba fresca y manzana verde”, concluye Aparicio.
El proyecto comenzó en Medina de Rioseco, Valladolid, un área sin tradición olivarera, pero con un paraje idóneo para el cultivo. A 850 metros de altitud, el olivar disfruta de un clima mediterráneo continental y un suelo excepcional que potencia la calidad aromática del fruto. Con 118 hectáreas iniciales de arbequina, hoy la finca incluye también las variedades picual y manzanilla cacereña. En 2014, la familia Martín Rodríguez, fundadora del proyecto, construyó la primera almazara de Castilla y León para garantizar un control total del proceso. La extracción en frío y el almacenamiento en depósitos de acero inoxidable aseguran un producto final que destaca por su intensidad aromática, alta concentración de polifenoles y equilibrio en el sabor.