En el último año, el baile de previsiones de las instituciones económicas ha sido intenso. El consenso del crecimiento económico de los paneles de Funcas, es decir, la media de las estimaciones de las principales instituciones económicas, empezó el año pasado augurando un crecimiento económico del 4,9% del Producto Interior Bruto (PIB) para 2022.
A mitad de año, en julio, las evaluaciones bajaron hasta prever un incremento del PIB interanual del 4,2% y, en el último panel, el crecimiento medio estimado se elevó hasta situarse en el 5%. El dato final de la contabilidad nacional terminó por encima, en el 5,5%. Algo similar ocurrió con el empleo y la inflación.
La incertidumbre ha complicado la labor de prever cómo funcionará la economía de manera eficaz. La tendencia ha venido para quedarse. «El año 2023 será muy complicado para el ejercicio de previsiones», explica Rachedi, profesor de Economía de Esade y coautor de la ‘Diana Esade’, debido a dos desafíos principales: el contexto geopolítico, sobre todo la evolución de la invasión de Ucrania, y la tensa relación entre EE UU y China, así como la reapertura del gigante asiático tras la política de Covid-Cero; son solo algunos de los elementos que hacen que las previsiones estén perdiendo tino. Generan «tal incertidumbre, que puede lastrar la inversión de la empresa española», explica el experto.
El entorno tan cambiante cuestiona la naturaleza misma de las previsiones. Sin embargo, los expertos recuerdan que es «normal» que estas se encuentren ante situaciones inesperadas. Rachedi explica que, por esta razón, «tendríamos que focalizarnos no tanto en el número específico de cada previsión, sino en el intervalo de confianza alrededor de esa previsión, es decir, la confianza de cada institución de que el crecimiento del PIB acabe cerca de lo previsto», afirma.
«Por ejemplo, declarar que se espera un crecimiento del PIB en 2023 del 1,2% con una probabilidad del 90% de que sea entre el 0,5% y el 1,9% es muy diferente a esperar la misma subida del 1,2% con una probabilidad del 90% de que el crecimiento sea entre -1,5 % y 2,9%. En este segundo caso, la incertidumbre es tan amplia que no se pueda descartar ni una recesión ni un fuerte repunte del PIB».
Algo similar ocurre con el empleo, que ha sorprendido al alza en un momento de freno económico. Las entidades, en este sentido, han tenido que revisar sus estimaciones, aunque la tendencia puede cambiar. «Los últimos datos de EEUU pueden augurar un mercado del trabajo inesperadamente robusto también en España. En este caso, ha sorprendido la fortaleza del empleo de cara al endurecimiento de la política monetaria. Si finalmente la subida de los tipos de interés conlleva un enfriamiento del mercado laboral, es probable que se cierre la brecha entre las previsiones y la EPA real», indica el experto de Esade.
Esade ha publicado la ‘Diana económica’, un documento en el que estudia la desviación de las diferentes previsiones económicas del Panel de Funcas. El estudio revela que, en los últimos tres años, las instituciones económicas han atinado más a la hora de analizar las dinámicas laborales (3,28 puntos de margen de error), que al augurar la tendencia del PIB (5,19 puntos de dispersión). Al analizar la inflación, la desviación ha sido de 3,78 puntos.