Sin embargo, una vez que la campaña se ha frenado y han sacado a pasear todo el lio de Ana Obregón para que hablemos y hablemos y no pensemos mucho en la que se nos viene encima, resulta que por ejemplo, según algunos expertos, España no ha recuperado las horas de trabajo previas a la pandemia. Así, en 2019 la jornada media era de 33,5 horas efectivas, mientras que 2022 acabó con 32,1 horas. Esto supone que, a pesar de haber más ocupación, cada persona trabaja, de media, 1,4 horas a la semana menos que en 2019.
Y las mujeres siguen teniendo una jornada media muy inferior a los hombres, 29,4 horas semanales frente a 34,5.
De esta manera, cada una de los veinte millones de personas que de media estuvieron ocupadas en 2022 ha trabajado una hora y media menos a la semana que antes de la pandemia. Esto nos da un total de casi 420.000 horas menos de trabajo que en 2019. Por lo tanto, no ha mejorado el empleo, se ha troceado y se ha repartido entre más trabajadores.
Otra perspectiva del análisis sereno puede ser contemplar el poder adquisitivo de los trabajadores y su evolución. Y si analizamos los últimos cuatro años de salarios no deja bien parado a ningún colectivo. Entre 2019 y 2022, la suma de los incrementos del IPC ha sido del 12,5 %. Mientras tanto, la subida media de convenios se ha situado en el 8,3 %; las subidas de los empleados públicos, en el 10 %; y las pensiones, en el 6,5 %. Si no nos alteramos y no hacemos caso de lo que nos dice Sánchez en sus mítines en plan Aznar con todo va bien y “nosotros a la gestión que es lo que los socialistas mejor hacemos”, resulta que todo españolitos hemos perdido poder adquisitivo y en lo que llevamos de 2023, los salarios también están subiendo menos de la mitad que la inflación. En conjunto, estamos peor que antes de la pandemia, con menos empleo efectivo y menores salarios.
Pero todas estas cosas se las callan y nos las ocultan. Luego nos piden el voto y nosotros disciplinados y callados vamos a las urnas y no protestamos con nuestro voto.
No nos quejemos.