Fue así como, al inicio de su carrera, apoyó a pintores como Eugène Delacroix y Gustave Courbet, así como a los pertenecientes a la llamada «Escuela de Barbizon» (Camille Corot, Charles-François Daubigny o Jean-François Millet). Poco después comenzó su empresa más afamada: la promoción de artistas impresionistas entre los que destacan Claude Monet, Auguste Renoir o Camille Pissarro.
En la última década del siglo XIX, Durand-Ruel se embarcó en una nueva -y menos conocida- aventura, de la que quiere dar cuenta esta exposición: ofrecer apoyo y difusión a una nueva generación de pintores formada por Albert André, Georges d’Espagnat, Gustave Loiseau, Maxime Maufra y Henry Moret. Herederos del impresionismo, algunos fueron muy afines a este movimiento y al estilo del círculo de Pont-Aven, como es el caso de los paisajistas y marinistas Moret, Maufra y Loiseau; mientras que D’Espagnat y André privilegiaron las escenas de género, los retratos y la pintura decorativa cercana a los nabis.
CLAVES
El Salón de París
Los Salones, o muestras de arte oficial, comenzaron a celebrarse en 1737 con carácter bianual y privado en el Salon Carré (o Salón Cuadrado) del Louvre –de dónde toman su nombre–. Su origen nace en la exposición celebrada en 1667 para conmemorar la fundación de la Real Academia de Pintura y Escultura, fundada por la monarquía francesa para poner de relieve la implicación del monarca en la protección y fomento de las artes. Con el tiempo, los salones fueron adquiriendo relevancia, de modo que ampliaron su duración de unos días a un mes y pasaron a celebrarse cada año. Tras la Revolución francesa (1789-1799), el arte y su disfrute dejaron de ser patrimonio prácticamente exclusivo de la monarquía y la aristocracia, y el Salón se convirtió en la manifestación más visible de esta transformación, pues una de sus consecuencias más señaladas fue la paulatina democratización del arte.
El Salón determinaba el gusto y también la moda, promovía el juicio y suscitaba la publicación de críticas en los periódicos. Por lo demás, el gusto que imperaba en los Salones era el que dictaba un jurado académico burgués, heredero de una importante tradición, responsable de seleccionar las obras: los pintores académicos fueron los «encargados» de dar continuidad y propagar esa tradición. Del Salón a la galería de arte:
En la década de 1870 el mundo de las Bellas Artes en Francia se enfrentó a un número creciente de problemas, uno de los cuales fue la celebración de la primera exposición impresionista de 1874, inaugurada tan solo quince días antes que el Salón. La muestra agrupó a una serie de artistas que querían mostrar su independencia respecto de los estándares del academicismo, lo que llevó a que sus obras fueran mayoritariamente rechazadas por el jurado del Salón.
A partir de este momento, se multiplicó la celebración de salones ajenos al oficial: el Salón de Artistas Independientes, la Société Nationale de Beaux-Arts, el Salón de Otoño… A la disolución del Salón oficial y el rechazo de la pintura académica que albergaba contribuyó la proliferación de galerías y marchantes de arte, estructuras independientes que celebraban exposiciones individuales y de grupo. Este fue el caso de las galerías Durand-Ruel, Georges Petit o Vollard, iniciativas privadas que apoyaron a artistas como Claude Monet, Camille Pisarro, Gustave Caillebotte, Paul Cézanne, Georges Seurat, Paul Signac o Pablo Picasso, y también a los cinco artistas a los que está dedicada la exposición que presentamos.
Postimpresionismo
El término «postimpresionismo» fue acuñado por el artista y crítico británico Roger Fry en 1910 para referirse a las reacciones contrarias al impresionismo que surgieron a partir de la década de 1880 y perduraron hasta la eclosión de las vanguardias. Si bien el término no definía a un grupo como tal, pues reunía a artistas muy heterogéneos, todos ellos practicaban una pintura pura, sincera y expresiva que buscaba la reacción emotiva del espectador y en la que no es infrecuente la influencia de la mística, la filosofía y la religión. Así, en el postimpresionismo tuvieron cabida desde las experimentaciones de Seurat y Signac, el brillante colorido de Vincent van Gogh, el deseo de Cézanne de convertirse «en un pintor de museos», la búsqueda de la pureza de Paul Gauguin en Pont-Aven y las posteriores investigaciones sintetistas de este, Émile Bernard y Paul Sérusier, que desembocaron en la creación del grupo nabi – «profetas del arte nuevo»–, hasta el simbolismo de Puvis de Chavannes, entre otros. Las investigaciones de Henry Moret, Maxime Maufra, Gustave Loiseau, Georges d’Espagnat y Albert André también se vinculan al postimpresionismo
PAUL DURAND-RUEL Y LOS ÚLTIMOS DESTELLOS DEL IMPRESIONISMO
Del 19 de septiembre de 2024 al 5 de enero de 2025
Fundación MAPFRE (Paseo de Recoletos, 23. Madrid)