Evidentemente, para muchos de esos españoles no s nada grato sentirse esclavos de un pelele, pero es lo que tiene la democracia española, joven e incompleta que admite que las minorías independentistas impongan su criterio e incluso obliguen a las mayorías a sufrir una especie de esclavitud o dependencia terrorífica de los caprichos de unos y otros para conseguir conformar mayorías y todo, por la incapacidad de unos y otros de reconocer un modo que evite esta tragedia política que puede llevar a la ruina a un país como España, que de ser motor de Europa puede verse en la tesitura de caer en un a recesión descomunal.
Pero eso, a unos y otros no les preocupa. El espectáculo de independentistas peleándose entre ellos mismo para ver quien es la novia elegida o el ganador del concurso de baile y negociadores socialistas babeando cual ansioso por lograr el dulce esperado, que no es otra que la firma del acuerdo al precio que sea es desesperanzador del futuro político que nos espera.
Y mientras, el pelele esperando en La Moncloa con el talonario de cheques encima de la mesa, esperando para rellenarlo con el precio que exijan unos y otros. Pero todavía hay puntos de roces y además faltan algunos por decir que piden, como los vascos del PNV que andan remolones pero que se descolgaran con sus peticiones en el ultimo minuto, como siempre han hecho, puesto que se creen y consideran especiales y ejercen de ello.
Pero, da lo mismo, el pelele esperara y pagara lo que piden, puesto que a el lo único que le importa es que su sillón y su colchón estén en La Moncloa y como lo único que cuenta es hacer de la necesidad virtud, pues a esperar, ver lo que piden y que los españoles paguen la cuenta,