Este fenómeno demográfico, que implica un aumento muy rápido del número de pensiones en los próximos años, exige una actualización de las cotizaciones y una de las principales novedades es la subida del Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI), que en 2026 aumentará el tipo de cotización, señalaba en la Cope el profesor Devesa que además, lo califica como un «trampantojo», ya que, aunque estos aumentos de cotizaciones se destinan a la ‘hucha de las pensiones’, no repercuten en la pensión futura del cotizante. «Subir el tipo de cotización sí que incrementa los ingresos del sistema, pero no va a generar una pensión más alta para los que estamos cotizando ahora», explica el experto.
Subir el tipo de cotización sí que incrementa los ingresos del sistema, pero no va a generar una pensión más alta para los que estamos cotizando ahora» Además, la base máxima de cotización también experimentará un incremento ligado a la revalorización de las pensiones, con un diferencial de 1,2 puntos. A esto se suma la cuota de solidaridad, aprobada en la reforma de 2021, que grava los salarios que sobrepasan esa base máxima. Según Devesa, este dinero «no se utiliza para beneficio del que está cotizando, sino del conjunto de los pensionistas de cada momento», afectando principalmente a los salarios más altos.
Los cambios, que provienen de la reforma de 2011, también afectan a la edad de retiro. Devesa detalla la situación para el próximo año: «El año que viene, la edad ordinaria de jubilación será 66 años y 10 meses, pero si tienes cotizados 38 y 3 meses, puedes seguir jubilándote a los 65″, aclara. Esta dualidad establece una diferencia clave para acceder a la pensión.
El año que viene, la edad ordinaria de jubilación será 66 años y 10 meses, pero si tienes cotizados 38 y 3 meses, puedes seguir jubilándote a los 65»
Este sistema continuará su progresión hasta 2027, cuando la edad ordinaria se fijará en los 67 años para quienes tengan menos de 38 años y medio cotizados. Sin embargo, aquellos que superen ese umbral de cotización podrán seguir retirándose a los 65 años. Devesa considera que este modelo no tiene «mucho sentido», ya que «está tratando de forma diferente a personas» que, aunque hayan cotizado más años, pueden haberlo hecho con bases más bajas. Conocer estas diferencias es clave para decidir entre las opciones de jubilación anticipada, demorada o activa.
El gran problema de fondo, como señala el investigador, es la asimetría entre gastos e ingresos. Mientras que «sabemos el número de pensiones prácticamente que va a haber cada año de aquí a 2050», existe una gran incertidumbre sobre «cuántos cotizantes va a haber» y, sobre todo, los sueldos que van a tener. Esta situación abre el debate sobre nuevos modelos como la generación de una jubilación suave, que permita una transición progresiva.
En definitiva, los cambios en el sistema de pensiones afectarán directamente al bolsillo de los trabajadores a partir de enero, con mayores pagos en las nóminas. Es fundamental que los pensionistas que se reincorporen al mercado laboral cumplan con sus obligaciones, ya que la Seguridad Social suspende la pensión de jubilación si no se comunican estos cambios.
«Las pensiones de las mujeres son inferiores, en especial las contributivas, 484 euros menos, es decir, tendrían que aumentar un 47 por ciento para lograr la equiparación»

