Los dos principales grupos, CaixaBank y la nueva entidad resultante entre BBVA-Sabadell, pasaría a controlar el 73,7% de las sucursales y el 72,03% del crédito empresarial.
«Esta situación afectaría negativamente tanto a las empresas, sobre todo las pymes, como a los consumidores, especialmente en zonas rurales donde la presencia de oficinas bancarias ya es limitada», recoge el documento.
Respecto al crédito disponible, la patronal estima que podría llegar a reducirse un 8%, lo que en términos absolutos se traduce en 54.393 millones de euros. Esto supondría una disminución del 30% del activo disponible del Banco Sabadell y del 1,3% del conjunto del sistema bancario español.
Este dato se ha calculado en base a los recortes producidos en fusiones anteriores como las de Santander-Popular (-19%), Unicaja-Liberbank (-2%) y CaixaBank-Bankia (-4%).
Se trata de una visión contraria a la que el presidente de BBVA, comunicó en la reciente junta del grupo: «La entidad resultante tendrá una mayor capacidad de concesión de crédito para prestar a familias y empresas 5.000 millones de euros adicionales al año, contribuyendo al progreso económico y bienestar de la sociedad española».
La suma de BBVA y Sabadell obligaría a reestructurar, como ha ocurrido en otros procesos similares, los activos de ambos grupos. Esto supondría un achicamiento de su red comercial y su plantilla. Basándose en el ahorro de 1.450 millones de euros anunciado por el propio BBVA, la patronal valora que podrían suprimirse entre 589 y 883 oficinas en toda España y entre 174 y 261 oficinas solo en Cataluña. Como consecuencia de ello, Pimec estima que la reducción potencial de ocupación se situaría entre 7.685 y 10.567 puestos.