Esta cifra no solo se sitúa por debajo de la expectativa del mercado, que esperaba un repunte hasta la zona de ausencia de cambios de 50 unidades, sino que ha representado el deterioro de las condiciones operativas más pronunciado desde finales de 2023.
Según Hamburg Commercial Bank (HCOB), la reciente desaceleración se explica, mayormente, por la caída de la producción cayó y la «fuerte» reducción de los nuevos pedidos. Esto, en un contexto en el que los fabricantes han puesto la atención sobre la «inestabilidad e incertidumbre» que imperan en el mercado debido a los aranceles y a la política comercial y exterior de Estados Unidos.
En el informe, la firma germana explica que los nuevos pedidos disminuyeron en abril a un ritmo «acelerado» —el más pronunciado desde finales de 2023— y por tercer mes consecutivo. Asimismo, la situación arancelaria también afectó negativamente a las ventas internacionales en abril. En este sentido, los últimos datos muestran que los nuevos pedidos de exportación disminuyeron al ritmo más pronunciado desde diciembre de 2022. Paralelamente, los volúmenes de producción disminuyeron por primera vez desde agosto de 2024, aunque de forma «relativamente moderada» en comparación con los nuevos pedidos. «En consecuencia, las empresas pudieron hacer avances en sus carteras de pedidos por completar, que se redujeron por segunda vez en los últimos tres meses», agrega HCOB.
De igual modo, las empresas informaron de una «notable» reducción en la actividad de compras en abril, que registró su mayor descenso desde principios de 2024. El informe achaca la «débil» tendencia de la producción y los nuevos pedidos, junto con una perspectiva incierta, al declive en la actividad de compras. También hubo una preferencia por utilizar los inventarios existentes, que disminuyeron por sexto mes consecutivo en abril. Con todo, la visión sobre el futuro no es mucho más halagüeña. De cara a los próximos doce meses, la confianza en las perspectivas de producción se deterioró todavía más, cayendo por segundo mes consecutivo hasta su nivel más bajo desde agosto de 2024.
La inestabilidad política y comercial ha sido uno de los factores determinantes no solo en estas perspectivas, sino también en la actividad de contratación, que se estancó en general en el último período de la encuesta. En cuanto a los precios, los costes de los insumos aumentaron «marginalmente» en abril, a la tasa más baja en la actual secuencia de quince meses de inflación. No obstante, la caída de la producción y la escasez de existencias condujo a un aumento de los precios de los proveedores, con algunas de las empresas encuestadas señalando que la menor demanda limitó el poder de fijación de precios de los vendedores.
Del mismo modo, los precios de venta del sector manufacturero continuaron aumentando, aunque de forma leve y al ritmo más débil en lo que va de año hasta la fecha. Las empresas informaron que las presiones competitivas, junto con los esfuerzos para captar nuevos pedidos, les disuadieron de aumentar sus precios en abril.
«Por primera vez en este año, todos los subsectores (bienes de consumo, bienes intermedios y bienes de capital) se encuentran en territorio de contracción. El declive del subsector de bienes intermedios fue el más pronunciado, ya que la producción se redujo, los nuevos pedidos disminuyeron y, en consecuencia, las expectativas empresariales se desplomaron. El subsector de bienes de consumo también registró una caída, pero tuvo un resultado relativamente mejor. A pesar del debilitamiento en general de las condiciones operativas, el crecimiento del empleo en este subsector continúa», explica Feldhusen, economista júnior de HCOB.