Los activos más arriesgados, la renta variable estadounidense y la renta variable mundial, registraron rendimientos del 25% y 19% respectivamente, mientras que la renta fija estadounidense de alto rendimiento ha generado un 8,4%. Unos resultados notables, fruto de un año de buenas noticias en el frente económico. Como subrayó el presidente de la Fed, Jerome Powell, durante su última intervención, «la economía estadounidense es sólida en general y ha avanzado significativamente hacia nuestros objetivos en los últimos dos años”.
De cara al futuro, es plausible que el IPC subyacente, el indicador de inflación preferido por la Fed, vuelva a situarse por debajo del umbral del 2%.
Mientras tanto, la tasa de desempleo podría aumentar hasta el 4,3% a finales de año, lo que seguiría siendo bastante bajo en comparación con la media a largo plazo del 5,5%. En este contexto, y a medida que disminuya la inflación, esperamos que la Fed siga recortando el tipo de los fondos federales para apoyar el mercado laboral, aunque a un ritmo ligeramente más lento en 2025 en comparación con 2024. A su vez, dado que la economía sigue creciendo, esperamos que la favoreciendo a los activos de riesgo el próximo año.