El descontento popular ha aumentado en el contexto del
estancamiento económico actual en Alemania. Aunque la
economía alemana se recuperó de la recesión provocada por la
pandemia, los dos últimos años se han caracterizado por
contracciones anuales del PIB del -0,3% y el -0,2%. Esto hace
que el tamaño de su economía, que en su día fue aclamada
como un modelo para otras naciones, sea aproximadamente el
mismo que hace cinco años.
Se prevé que el antiguo motor económico de la unión monetaria se mantenga rezagado en el futuro próximo. La debilidad de su industria manufacturera, sobre todo la del automóvil, es uno de los principales lastres, y la crisis energética y la competencia china contribuyen a esta desaceleración. Las previsiones de crecimiento del PIB elaboradas por el Bundesbank se revisaron a la baja en diciembre, y el banco prevé ahora una expansión de
tan sólo el 0,2% en 2025, y de menos del 1% en los dos años
siguientes para la economía alemana.
El debate sobre si los problemas que están frenando la economía son estructurales o cíclicos sigue abierto, pero los malos resultados económicos han provocado cambios notables en el panorama político del país. En los últimos años hemos observado un aumento de apoyo a los partidos de derechas. Las encuestas sitúan al partido populista, euroescéptico y antiinmigración, Alternativa para Alemania (AfD), en torno al 20%, el doble que en las elecciones de 2021. La Unión de centroderecha (CDU/CSU), históricamente la fuerza dominante en la política alemana, ha experimentado un aumento similar, y ahora se sitúa en torno al 30%, frente al 24% de 2021.
Los perdedores están siendo los socialistas (SPD) y los liberales del Partido Democrático Libre (FDP), miembros de la coalición «semáforo» que se colapsó en noviembre tras un conflicto entre el canciller Scholz (SPD) y el Ministro de Finanzas Lindner (FDP). El SPD ha obtenido en las encuestas hasta 10 puntos porcentuales menos que en 2021 (25,7%). El FDP, queobtuvo el 10% de los votos hace cuatro años, ronda ahora el 4% y corre el riesgo de no formar parte del próximo Bundestag (los partido necesitan al menos el 5% de los votos o ganar tres circunscripciones o más para obtener representación). Las encuestas otorgan a los Verdes, el miembro restante de la coalición «semáforo», un 15% del voto, resultados similares a los de 2021. Las encuestas prevén para La Izquierda (Die Linke) resultados similares a los de las últimas elecciones, rondando el 4,9% de los votos (pero habiendo conseguido la representación en el Bundestag).
Curiosamente, ha surgido una nueva fuerza de la izquierda, con la creación a principios de 2024 de la Alianza Sahra Wagenknecht (BSW), un partido populista antiinmigración y euroescéptico, que actualmente podría obtener el 5% de los votos.
¿Cuáles son los temas principales?
Según una encuesta de ARD-Deutschlandtrend del 09/01, la inmigración y la economía son los temas principales para los votantes, siendo el primero la cuestión más importante para el 37% de los encuestados (+14 p.p. con respecto al anterior mes) y el segundo para el 34% (-11 p.p.). La AfD y el BSW se sitúan en el extremo, pero en la esfera política se ha puesto de manifiesto la exigencia de controles más estrictos. La Unión, en particular, ha endurecido su enfoque, mientras que los Verdes y la Izquierda siguen siendo los más abiertos.
La economía ocupa un reñido segundo puesto en la reciente encuesta, y encontrar una salida al estancamiento económico será fundamental para los votantes en estas elecciones. Como era de esperar, las estrategias difieren enormemente: los partidos de izquierda, el SPD y los Verdes, están a favor de una reforma del freno constitucional a la deuda (Schuldenbremse) de la era Merkel, que limita la emisión de deuda y fija el déficit estructural anual en el 0,35% del PIB. La Unión parece reticente a cualquier revisión significativa del freno a la deuda, pero su líder y probablemente el próximo canciller, Friedrich Merz, ha mostrado cierta apertura a la reforma durante un reciente debate televisivo. También hay que tener en cuenta que la Unión quiere estimular la economía mediante recortes fiscales, que no se pagarían por sí solos. Los liberales y AfD se oponen a una flexibilización de las normas fiscales.
Una de las grandes causas de los problemas económicos de Alemania han sido los elevados precios energéticos. Los partidos mayoritarios (Unión, SPD, Verdes) apoyan, en general, un mayor uso de las energías renovables. AfD, por su parte, aboga por suavizar las restricciones energéticas y volver a la generación de energía nuclear. Esta última idea ha despertado cierto interés en la Unión, pero ha contado con la oposición de los otros dos grandes partidos.
En la encuesta mencionada, las cuestiones de política exterior relacionadas con los conflictos armados y la paz ocupan el tercer lugar, y los partidos difieren en su enfoque de cara a la guerra entre Rusia y Ucrania. AfD y BSW abogan por dejar de suministrar armamento a Ucrania y se muestran partidarios de estrechar lazos con Rusia. La Unión, los Verdes y el FDP defienden la posición contraria, y SPD se muestra notablemente más reservado al respecto.
¿Cuáles son los posibles desenlaces?
El sistema de votación alemán es de tipo híbrido, en el que los votantes emiten dos votos en una papeleta: el primero para un candidato de su circunscripción electoral y el segundo para la lista de candidatos de un partido en un estado federal. El segundo voto es más importante, ya que sirve para determinar el reparto de escaños en el Parlamento, y sobre todo en estas elecciones de 2025. A partir de estas elecciones, el Parlamento disminuirá de tamaño, reduciendo el número de escaños a 630, es decir 100 menos.
Con casi total seguridad ningún partido obtendrá la mayoría de los votos necesarios para gobernar, y la atención se centrará en las posibles coaliciones. La Unión (CDU/CSU) será probablemente un actor central en cualquier debate de coalición, dada su considerable ventaja en las encuestas. Aunque goza de gran popularidad entre los votantes, parece poco probable que la AfD forme parte de una coalición, dada la radicalidad de sus posturas, que los partidos mayoritarios rechazan. También es poco probable que los partidos de izquierda (Linke, BSW) formen parte de una coalición, incluso si consiguieran representación en el Bundestag, lo que no parece evidente.
El resultado más probable parece ser una Gran Coalición de la Unión y el SPD. Una coalición «verdinegra» (Verdes y Union) también podría prosperar, pero probablemente no sería la primera opción para la Unión, ya que varios políticos de alto rango, entre ellos el líder de la CSU, Markus Söder, se han opuesto a la idea. Según las encuestas, ambas coaliciones de dos bloques parecen realistas. También es posible una coalición a tres con el FDP ya que, al fin y al cabo, es el partido más cercano a la Unión ideológicamente. Sin embargo, no es muy probable que esto ocurra, dados los sondeos actuales del FDP.
Además, una coalición que incluya al FDP y al SPD podría ser difícil desde el punto de vista político, teniendo en cuenta el conflicto entre Scholz y Lindner.
¿Cómo podría reaccionar el euro?
Hasta ahora, los mercados financieros han mostrado poca volatilidad en respuesta a las próximas elecciones alemanas. Los inversores han estado más pendientes de otros acontecimientos, como el inicio de la segunda presidencia de Trump. La volatilidad del EUR/USD se ha visto afectada principalmente por los últimos titulares sobre aranceles.
Los resultados más probables de las elecciones alemanas no parecen conllevar un riesgo significativo para el euro. Las coaliciones probables ofrecerían un compromiso entre un enfoque conservador/liberal de desregulación y una reducción de impuestos, y un enfoque ecologista/socialista que aboga por un mayor gasto. Aunque este compromiso podría funcionar en algunos aspectos, no sería muy eficaz a la hora de llevar a cabo la urgente reforma de políticas antiguas, que ha provocado un creciente descontento en la sociedad alemana.
Al no estar prevista la formación de un gobierno que obtenga la mayoría, quizá el mayor riesgo para los mercados financieros sea la posibilidad de que se prolongue el periodo de debates sobre la coalición, que podría durar semanas, si no meses. En 2017, el Gobierno de «gran coalición» tomó posesión casi seis meses después de las elecciones, tras el fracaso de las conversaciones de coalición entre la CDU/CSU, los Verdes y los Demócratas Libres. Asimismo, tras las últimas elecciones de 2021, el Gobierno del «semáforo» se creó al cabo de 73 días. Los mercados no reaccionan favorablemente a la incertidumbre y, como es habitual, un periodo prolongado de incertidumbre política podría lastrar al euro, ya que retrasaría las reformas necesarias para sacar a la economía de su depresión. Otro posible factor de riesgo son los resultados que pueda obtener el partido de derechas y euroescéptico AfD. En caso de que AfD supere los pronósticos significativamente, los mercados podrían alterarse si los inversores anticipan un avance de los movimientos populistas en Europa. Un buen resultado de la izquierda, en particular de la asociación radical BSW, también podría recibirse de forma negativa. El aumento de la fragmentación política también puede dificultar la creación de un gobierno de coalición, y un buen resultado de BSW reforzaría el argumento del que el populismo está creciendo en el corazón de Europa.