En ese contexto, uno de los actores clave es Junts per Catalunya , cuyo respaldo ha sido fundamental en votaciones decisivas. Sin embargo, la relación entre el Partido Socialista Obrero Español y Junts se ha ido deteriorando por los incumplimientos de Sánchez y hoy está claramente marcada por la desconfianza mutua y los intereses divergentes.
Pero cual es la realidad de la que ninguno de los dos puede escapar. Sánchez necesita los votos de Junts para aprobar leyes y mantener la mayoría parlamentaria, especialmente en una legislatura marcada por la fragmentación política. Sin embargo, Junts ha demostrado ser un socio impredecible, utilizando su posición para negociar concesiones en temas sensibles como la amnistía y el avance del proceso independentista en Cataluña. La confianza plena parece difícil, ya que Junts no ha dudado en amenazar con retirar su apoyo si sus exigencias no se cumplen. De hecho podría ser que esa fuera la situación actual; ruptura
Por otra parte, Junts busca mantener perfil propio ante el electorado catalán y no quiere aparecer como un mero apoyo del Gobierno central. Por ello, sus votos pueden variar en función del contexto político y las negociaciones en curso. Sánchez debe gestionar esta relación con cautela, sabiendo que cualquier paso en falso puede poner en peligro la estabilidad de la legislatura.
Por su parte, Junts tampoco puede confiar plenamente en Sánchez. Aunque el presidente ha hecho gestos significativos hacia Cataluña, como la ley de amnistía, el cumplimiento de los acuerdos depende de factores políticos y jurídicos que pueden no estar completamente bajo su control. Además, el PSOE debe equilibrar sus compromisos con Junts y con otros socios, así como con su propio electorado, que no siempre ve con buenos ojos las concesiones al independentismo.
Junts es consciente de que el Gobierno puede priorizar la gobernabilidad sobre sus demandas concretas, lo que podría llevar a incumplimientos o retrasos en los acuerdos pactados. Por tanto, la relación está marcada por la vigilancia constante y la presión política.
En definitiva, la situación actual no es nueva ya que ni Sánchez puede fiarse completamente de Junts, ni Junts de Sánchez. Ambos actores dependen mutuamente para avanzar en sus agendas políticas, pero la desconfianza y el cálculo estratégico condicionan cada paso. La legislatura puede llegar a término si ambos mantienen el equilibrio y cumplen lo pactado, pero cualquier ruptura de confianza podría precipitar una crisis política y el adelanto electoral, ero lo visto en estos dos últimos días no es mas que otro acto de este vodevil de tres al cuarto protagonizado por Sanchez y Puigdemont

