Cuando llegue el momento de la verdad se verá si se trata de una decisión sincera o si, como ha ocurrido en otras muchas ocasiones, no es más que un ejercicio más de estrategia diplomática.
Unas horas después de haber conseguido su objetivo de exhibir músculo militar en la conmemoración de la victoria sobre los nazis en la Segunda Guerra Mundial (en la que la antigua URSS pagó la factura más alta en vidas humanas), el presidente ruso ha anunciado que está dispuesto a celebrar negociaciones directas el próximo 15 de mayo en Estambul para encontrar una salida negociada al conflicto.
La decisión la toma acuciado por la presión internacional en dos frentes. Por un lado, después de que la Unión Europea haya amenazado con retorcer aún más las sanciones sobre Moscú (de dudosa eficacacia hasta ahora, por cierto) si no hay una propuesta firme de Moscú para la paz antes de 30 días. Por un lado, y lo que seguramente es más determinante, tras las evidencias de que a su mayor e inesperado aliado, el presidente estadounidense, Donald Trump, se le está acabando la paciencia con las escasas muestras de buena voluntad de Moscú.
El anuncio del mandatario ruso fue concreto y preciso: «Reanudar las negociaciones directas, insisto, sin ninguna condición previa. Comenzarlas sin dilación, ya el próximo jueves, 15 de mayo, en Estambul», dijo Putin durante una comparecencia en el Kremlin transmitida en directo por la televisión, informa Efe.
Putin recordó que en la ciudad turca fue donde las autoridades ucranianas suspendieron las negociaciones con representantes rusos en marzo de 2022, poco después del comienzo de la campaña militar rusa en febrero.
«Nuestra propuesta, como se suele decir, está sobre la mesa. La decisión depende ahora de las autoridades ucranianas y de sus patrocinadores», a los que acusó de querer «continuar la guerra con Rusia por medio de los nacionalistas ucranianos». Mientras Moscú acusa a Occidente de convencer a Kiev para que suspendiera hace más de tres años las negociaciones, algunos analistas apuntan a que Rusia exigía entonces, entre otras cosas, la reducción del Ejército ucraniano por debajo de los 100.000 efectivos.
Adelantó que tiene previsto entrar en contacto en breve con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, para que facilite la celebración de dichas conversaciones en su país. «Espero que él confirme su deseo de contribuir a lograr la paz en Ucrania», dijo.
«Estamos decididos a negociaciones serias con Ucrania. Su sentido radica en eliminar las causas originales del conflicto, lograr una paz duradera y sólida a largo plazo», dijo.
Seguidamente, el asesor del Kremlin para asuntos internacionales, Yuri Ushakov, aseguró que Moscú espera ahora la «reacción» de Ucrania.
Putin añadió: «No descartamos que durante estas negociaciones logremos llegar a un acuerdo sobre alguna clase de nueva tregua o alto el fuego. Por cierto, sobre una tregua real que sea respetada no sólo por Rusia, sino también por la parte ucraniana».
Según el jefe del Kremlin, «esto sería el primer paso para una paz duradera y firme, y no el prólogo para la continuación del conflicto tras el rearme y una nueva movilización del Ejército ucraniano».