¿Es un buen momento para empezar a comprar teniendo en cuenta la inflación, las perspectivas de tipos más altos durante más tiempo y la amenaza de una recesión? Natalie Trevithick, directora y responsable de bonos corporativos con grado de inversión de Payden & Rygel, cree que la mayoría de los inversores así lo está contemplando y reconoce que la fortaleza del consumo reflejada en el crecimiento del 4,9% del PIB del tercer trimestre “les hace ser un poco más optimistas”, según comenta en una reciente entrevista con Chuck Jaffe, periodista financiero que presenta el podcast MoneyLife.
Pero también sostiene que “estamos en una versión de bonos de Barbieland”, es decir, en un escenario que “no es el mundo real donde se está a la espera de que algo cambie y algo se agriete”. En su opinión, el hecho de que los diferenciales de los bonos corporativos hayan aguantando bien incluso con repuntes de los rendimientos sugiere que el mercado está ignorando los acontecimientos geopolíticos y la amenaza de la recesión.
Estima que si se produjese una recesión, los diferenciales se ampliarían desde el nivel actual que ronda los 130 puntos básicos hasta los 200 puntos básicos. Sin embargo, en Payden & Rygel apuestan por un escenario de «no aterrizaje», en el que el crecimiento sigue siendo demasiado fuerte para que la Reserva Federal deje de subir los tipos a corto plazo. “Creemos que podemos volver a ver una aceleración del crecimiento, como la que estamos viendo en el PIB, y no estancarnos. Vemos pista de aterrizaje bastante buena para las empresas de cara al futuro”, dice Trevithick.
La experta aprecia una “pequeña bifurcación” entre lo que los inversores quieren comprar y lo que las empresas pretenden emitir en el mercado. Como la curva de tipos está empezando a desinvertirse, hay una mayor demanda de bonos corporativos a 10 y 30 años porque la gente quiere asegurar rendimientos más altos durante períodos más largos. Pero las empresas buscan emitir más deuda a corto plazo (a dos, tres y cinco años) ya que, aunque hoy paguen intereses más altos, no desean mantener esos tipos durante más tiempo.
En Payden & Rygel se centran preferentemente en EEUU, no sólo por ser el mayor mercado de bonos denominados en dólares (representa el 80%) sino también porque presenta mejores perspectivas macroeconómicas. “El mercado sigue previendo recortes de la Fed el año que viene. No creemos que eso vaya a ocurrir, dado el sólido panorama de crecimiento. Pero si la Reserva Federal recortara y los tipos de interés subyacentes cayeran, eso sería positivo para los inversores en renta fija y produciría rendimientos más positivos. Así que, en cierto modo, las malas noticias podrían ser buenas para los inversores en crédito”, argumenta Trevithick. También les gustan algunos de los bonos canadienses y deuda de bancos de Canadá y Australia.
Para Trevithick, el riesgo de rebajas de rating de los bonos desde grado de inversión a la categoría de basura es limitado porque esta recesión ha sido telegrafiada como nunca. Explica que las empresas han ido tomando medidas y que, además, pudieron acceder a capital muy barato tras la pandemia, con tipos de interés de entre el 1% y el 3%. Ya han prefinanciado muchos de sus vencimientos y han ampliado su perfil de vencimiento emitiendo bonos a 10 y 30 años en ese momento. “El cupón medio de toda la deuda pendiente sólo ha subido unos 50 puntos básicos desde sus mínimos de marzo de 2022, cuando era del 3,6% en el mercado corporativo de 9 billones de dólares, y ahora ronda el 4,1%. Hay que entender que estas compañías están refinanciando sólo alrededor del 10% de su estructura de capital cada año. Siguen teniendo muchos bonos de cupón bajo en su perfil crediticio y sólo aumentan gradualmente algunos de sus costes de financiación”, concluye.