Abierto desde 2018, Quispe, la casa madre de este grupo, ha revolucionado la forma de entender la gastronomía peruana en la capital, que eleva su percepción ante las comensales y alcanza el máximo nivel, el de la alta cocina. Este restaurante es un homenaje al mestizaje, a la diversidad cultural y gastronómica y, en general, a Perú; es justo ese compromiso con los orígenes lo que caracteriza a este local y a todo el grupo. Quispe demuestra que las raíces populares no son sinónimo de simpleza, sino de tradición, historia y legado. Prueba de ello es su nombre, uno de los apellidos más populares de Perú —los Quispe se han ido mezclando con diferentes culturas, por lo que son una fiel representación de la realidad de esta sociedad—. A ello se suma su propuesta gastronómica, una firme apuesta por la cara más genuina de la cultura culinaria peruana, la cocina criolla, en la que esas recetas del antiguo Perú beben de las influencias españolas, aunque Quispe también hace un guiño a través de sus platos a las cocinas nikkei y chifa y a la de otros países.
El pacto férreo adquirido por esta pareja con Perú es el motor de sus vidas. Eso se refleja en su oferta gastronómica, en el propio staff —la mayoría del país latinoamericano— y, por supuesto, en la ambientación del local, donde el color y la vegetación inundan cada rincón. Ingeniero industrial, César Figari recaló en el año 2000 en España para estudiar un MBA en el IE Business School en Madrid, pero ya merodeaba por su cabeza la idea de dedicarse al sector de la hostelería —en Perú estuvo detrás de una de las mayores discotecas del país—. Figari vio en Madrid la oportunidad perfecta de satisfacer una demanda creciente, la de restaurantes de cocina peruana, ante el surgimiento de un movimiento foodie de alto nivel. Su mujer, Constanza Rey, le empujó a convertir ese sueño en realidad; esta argentina, arquitecta y diseñadora de interiores —responsable de la decoración de los locales— ha puesto todo su empeño y mimo para que el comensal viva un viaje gustativo único cuando cruce el umbral de cada restaurante.
Ubicado a escasos minutos de la Puerta de Alcalá y del Retiro, Quispe es un pedacito del Perú más puro. Aunque desde 2018 ha tenido varios emplazamientos en la capital que le han llevado a estar entre el barrio de Salamanca y el de Salesas —antes tuvo una breve experiencia en Formentera (Islas Baleares)—, su esencia siempre ha sido la misma: un restaurante de cocina peruana contemporánea, que busca perfeccionar las recetas clásicas peruanas con el mejor producto disponible en el mercado español —de esta unión surgen platos como el seco de asado de tira angus, el arroz con pato (magret) o los anticuchos de secreto ibérico—. Quispe destaca la riqueza de la cocina peruana y, en particular, acerca la escena gastronómica limeña; esto se ve fielmente reflejado en la decoración y en la carta. El protagonista absoluto de cada receta es el insumo peruano trabajado con cuidadosas técnicas, lo que da lugar a una explosión de sabor en cada bocado; los ingredientes, el sabor, el olor y los colores autóctonos se mezclan con sesudas técnicas locales y otras tantas importadas de otros países. El resultado, platos elaborados al 100 % en esta casa. La carta invita a realizar un recorrido por la gastronomía peruana, a través de la barra cevichera, los entrantes, los principales y los postres, aunque también incluye guiños a España, China y Japón. Por ello, se configura alrededor de ceviches, tiraditos, causas, makis, nigiris y platos calientes.
Ya sentado, el comensal puede deleitarse con el popular ceviche de corvina, desde su versión más clásica hasta el apaltado —con leche de tigre apaltada y aguacate—, pasando por el ‘Q’ —con pulpo troceado y chicharrón de calamar marinados con leche de tigre de ají amarillo— y el verde —con cilantro y texturas—. Los tiraditos también tienen su espacio en Quispe: de atún de almadraba, de salmón y maracuyá, de corvina y aguacate y de pulpo. La causa limeña se puede tomar de langostinos o de pulpo en dos texturas. La cocina nikkei, donde la técnica japo se hace presente, no podía faltar, con cinco tipos de makis y tres nigiris. El tapeo peruano corre a cargo de entrantes como las zamburiñas acebichadas a la brasa, el chicharrón de corvina & chipirones —ambos crujientes y con leche de tigre de ají amarillo—, el pastel de choclo —el sabroso maíz autóctono acompañado de osobuco, boletus y espuma de parmesano— o el anticucho de secreto ibérico. El toque fresco lo aportan dos ensaladas: acevichada y de quinoa & endivias. El apartado de principales, perfectos para descubrir la cocina caliente del país, está protagonizado por arroz achupetado de gambón y almejas, con salsa criolla, chupe y salsa de rocoto; collarín de corvina sudada, acompañado de verduras al wok y arroz con choclo; ají de gallina; seco de asado de tira Angus —cocido a baja temperatura con sabores de seco norteño, texturas de pallares y arroz arvejado— o tortellini loche —relleno de zapallo loche, fruto típico del país, acompañado de crema ligera de huancaína y texturas de parmesano—, entre otras opciones. El toque dulce lo ofrecen los postres, entre los que destacan el coulant de chocolate & lúcuma, con crumble de chocolate, frutos rojos y helado de lúcuma —producto característico latino—; la tarta de limón; el suspiro a la limeña, un postre casero autóctono de dulce de leche, merengue y frutos rojos, o la tarta de chirimoya by Quispe —tarta de queso y chirimoya al estilo vasco, con helado de chirimoya y cítricos—. Quispe propone continuar el viaje por Perú de la mano de la coctelería. El pisco bar ofrece distintas opciones para disfrutar del pisco sour, el trago nacional a base de pisco y zumo de limón, azúcar y clara de huevo. En la carta también tiene cabida los chilcanos —cóctel típico a base de pisco, jugo de limón y refresco de soda; en este caso, sin clara de huevo—, los cócteles de autor, como el muler o el cholopolitan, y los combinados sin alcohol.
César Figari y Constanza Rey están al frente de Grupo Quispe, un proyecto hostelero que comenzó su andadura en la capital en 2018 con la apertura de su casa madre, Quispe. Su objetivo es transmitir su particular visión de la riqueza gastronómica de Perú a través de tres conceptos muy diferenciados, pero que siguen un mismo hilo conductor: la excelencia culinaria del país andino a través de un producto de nivel, una decoración que propone un viaje inmersivo al comensal y una propuesta gastronómica que conquista del primer al último bocado y cuyas elaboraciones están hechas al 100 % en casa. La gastronomía peruana, ejemplo de fusión y multiculturalidad, muestra sus tres caras en este proyecto hostelero: criolla (España-Perú), en Quispe; nikkei (Japón-Perú), en Ponja Nikkei, y chifa (China-Perú), en Sillao. Cocinas que tienen en los tres restaurantes del grupo su mejor embajada; son locales boutique en los que el comensal descubre una propuesta gastronómica plural que acerca la visión más actual y veraz de la gastronomía del país andino, esa que, aunque hunde sus raíces en la cocina popular, se eleva para sacar su versión más gourmet y sofisticada.
QUISPE
Conde de Aranda, 4
Horario: de lunes a jueves, de 13.30 h a 17.00 h y de 20.00 h a 00.00 h; viernes y sábados de 13.30 h a 00.30 h; domingos, de 13.30 h a 00.00 h
Precio medio: 50-55 euros
Tel.: 911 37 57 85 / 682 124 985
Web: www.quispe.es