Dos frases para desmentirlo todo. Mariano Rajoy negó este miércoles de manera taxativa estar detrás de las supuestas operaciones parapoliciales del Ministerio del Interior para combatir el independentismo catalán y desacreditar a los rivales políticos. «Niego que el Gobierno haya dado ninguna instrucción a nadie para espiarles a ustedes», espetó el expresidente a Belarra, líder de Podemos, quien le recordó que la propia Policía Nacional ya ha acreditado 6.903 búsquedas en bases policiales sobre líderes de las coalición morada.
El exjefe del Ejecutivo se desvinculó de todo desde el principio, pero eso no evitó la bronca, particularmente con Belarra, quien llegó a acusarle de ser «el presidente más corrupto de la democracia española, de perseguir a los adversarios y de proteger a los corruptos». Los reproches de la secretaria general de Podemos de que su grupo fue objetivo principal del espionaje de su Gobierno no hicieron mella ninguna en Rajoy. «Soy una persona de derechas y de provincias. Y soy un demócrata. Nunca espiaría a miembros de las Cortes Generales. No tenía ninguna intención de hacer ninguna investigación sobre ustedes. No son tan importantes», le respondió.
«El problema es traerme aquí a hablar de temas en los que no participé», explicó Rajoy, quien abundó en que la única operación Cataluña que conoció, fue la que desencadenó él mismo a partir del referendo ilegal de octubre del 2017 con la aplicación del artículo 155.
Antes de someterse a las preguntas de los diputados, Rajoy ha querido dejar claro «algunas consideraciones» iniciales, en las que ha reiterado que de lo que sí puede informar a los grupos es de las actuaciones que propiciaron la puesta en marcha en octubre de 2017 del artículo 155 de la Constitución tras la convocatoria de un referéndum ilegal en Cataluña.
La secretaria general de Podemos, Belarra, ha puesto en cuestión las afirmaciones de Rajoy y le ha pedido: «No nos tome por tontos». «No voy a responder a esa pregunta porque tampoco se trata de generar aquí mal ambiente», ha respondido el expresidente con cierta retranca. «Que el Gobierno de España ha espiado a Podemos es falso. Yo no he tenido conocimiento esto. No conozco ese informe policial».
«Si usted ya tiene la respuesta, ¿para qué me trae aquí?», ha añadido Rajoy. «No existió tal policía patriótica ni se dedicó a espiar a Podemos».
La portavoz de Podemos ha acusado a Rajoy de ser «el presidente más corrupto de la democracia española». «Está acreditado judicialmente y también en esta cámara. Y quien más daño le ha hecho a la democracia ha sido el PP», ha sentenciado. El expresidente del Gobierno ha negado estas acusaciones y ha dicho: «No acepto su afirmación de que le hemos hecho daño a la democracia española. El daño a la democracia se lo han hecho ustedes».
Por su parte Rufian, tan hábil otras veces,no pudo hacer decir al expresidente del Gobierno lo que el expresidente no quería decir durante su comparecencia en la comisión de investigación parlamentaria sobre la Operación Cataluña. «Se han equivocado de interlocutor, yo no pinto nada aquí. Aunque esté muy a gusto», señaló.
El expresidente fue correoso y escurridizo hasta el punto de desesperar y desarmar a los portavoces de Podemos, Junts, Bildu, Junts, ERC, Sumar y el PSOE. «Admiro su retranca y su ironía», le llegó a confesar el de Bildu, Jon Iñarritu. Rajoy negó la existencia, ya no digamos el conocimiento o la participación, de la llamada Operación Cataluña y de la ‘policía patriótica’. «En los gobiernos del PP se abrieron muchos sumarios contra el PP. Púnica, Lezo, Gürtel, Bárcenas… si es una policía del PP, qué mal la manejamos», ironizó.
Y exhibió en su defensa la decisión que la Audiencia Provincial de Madrid adoptó el pasado diciembre, cuando dio carpetazo a la última de las querellas presentadas contra Rajoy. «Ante la ausencia de indicios suficientemente sólidos como para sostener la apertura de un procedimiento penal, puesto que se basa en afirmaciones periodísticas y realizadas en medios de comunicación por el señor Villarejo», leyó el expresidente del auto.
Los momentos más tensos se produjeron durante los interrogatorios de Rufián y del portavoz del PSOE, Manuel Arribas, a Rajoy. «Usted antes me indignaba y ahora me da pereza. Aunque le reconozco cierta habilidad para hacer ver que no sabe nada», le espetó el portavoz de ERC, quien llegó a recomendar al expresidente que vaya contratando un abogado, puesto que entre mayo y junio de 2026 se celebrará el juicio del caso Kitchen.
Éste, en respuesta, le sacó el famoso tuit que Rufián publicó cuando a Carles Puigdemont dudaba si declarar unilateralmente la independencia, el de las «155 monedas de plata». Porque si de algo habló Rajoy fue del procés. «Estoy absolutamente orgulloso de haber parado un golpe de Estado en una región española», sacó pecho. Habló de eso y, también, del Gobierno cautivo del independentismo, como le recriminó al portavoz de Sumar, Gerardo Pisarello.
Una y otra vez, Ione Belarra, Rufián, Iñarritu, Pisarello, Arribas y también el portavoz de Junts, Josep Pagès, se chocaron con un muro; contra un compareciente con demasiadas horas de vuelo parlamentario como para ponerlo nervioso. «Yo por lo visto tenía que conocer lo que hacían 100.000 policías y el presidente del Gobierno no tenía que conocer lo que hacía su ministro de Transportes, el señor Ábalos», le reprochó al diputado socialista. «Ustedes han montado esta comisión, este circo, por siete votos. Porque por siete votos han aprobado la amnistía y se dejan humillar (…). Ésta es la comisión de los siete votos. Por siete votos, señores socialistas, han perdido la dignidad (…). Espero que al menos no desguacen el Estado», añadió.
Además, tampoco era la primera comisión de investigación en la que comparecía. Rajoy incluso se permitió sugerir a sus interlocutores los temas por los que podían preguntarle. «Pregúnteme qué hice yo para evitar que se aplicara el 155». «Pregúnteme por Andorra (sus supuestas presiones a la Banca Privada de Andorra para que revelara información de Artur Mas, Jordi Pujol y Oriol Junqueras, que él negó categóricamente porque amenazar ‘no es mi estilo’)». «Pregúnteme por mis grabaciones y no por las de otros, sáquelas aquí», invitó al portavoz de Junts, que por momentos cambió el catalán por el castellano en su interrogatorio. A tal llegó el mareo al que le sometió Rajoy.
«Fue un mal presidente, pero es un excelente trilero, porque va escondiendo la bolita», le recriminó el socialista Arribas, que intentó vincular a Rajoy con el comisario Villarejo. Al que, según el expresidente, no conocía y con el que nunca habló. «Tienen ustedes una obsesión ciertamente notable con el señor Villarejo, quizá por eso lo condecoraron en 2010», le respondió.
Al menos, Rajoy pudo promocionar su último libro, Una España mejor, que sacó en medio de su comparecencia y recomendó a todos los diputados. Y también dejó un mensaje para lo venidero: «Hoy en día todo el mundo sabe que la democracia española tiene instrumentos para defenderse y que si hace falta los usa».