El plan de Moncloa contempla que el gasto primario neto experimentará un incremento del 3% en los siete años que abarca, una cifra que se eleva dos décimas respecto a las recomendaciones de Bruselas y que supone unos 1.200 millones más.»La trayectoria de referencia propuesta por la Comisión implica una tasa de crecimiento máximo promedio del gasto neto del 2,8% durante el período de ajuste, mientras que el compromiso de gasto incorporado al plan resulta en un crecimiento anual promedio del 3%», recoge el documento del plan fiscal que el Gobierno ha remitido a Bruselas.
El Ejecutivo español argumenta tal desvío, ese 0,2% más, por el «análisis de la sostenibilidad de la deuda del impacto de la reforma de las pensiones y de los últimos datos de población disponibles». Moncloa se acoge a los últimos datos de población proyectados por Eurostat, como pedía la Comisión Europea. Según su análisis, las previsiones de población tendrán un impacto del 0,1% en la regla de gasto, a lo que se sumaría otro 0,1% por el impacto de la reforma de las pensiones a partir de 2031.
La clave para entender todo esto es la aplicación del nuevo marco de gobernanza económica a partir de 2025, que establece que los países no deben superar niveles del 3% del déficit sobre el PIB y del 60% en el caso de la deuda. Para encaminarse hasta estas cifras los planes deben presentar una estrategia por la que alcanzarán tales objetivos. Para ello, la Comisión Europea realizará un escrutinio sobre el gasto primario neto, en lugar de observar la senda de déficit como marcaba el anterior Pacto de Estabilidad y Crecimiento.
Las cifras de la Comisión Europea difieren, no obstante, del ajuste de Moncloa y se antojan más exigentes. El Ejecutivo comunitario planteaba una senda de reducción del incremento del gasto de 3,2% de 2025 para pasar al 2,8% en 2026, situarse en el 2,7% entre 2027 y 2029 y llegar al 2,5% en 2031.
El Gobierno ha optado por un plan fiscal a siete años, en lugar de cuatro, comprometiendo reformas e inversiones adicionales, como requieren las reglas fiscales. Fija, de esta forma, una senda de gasto que irá del 3,7% en 2025 al 3% a los cuatro años de cumplirse el plan y al 2,4% al final del periodo, en 2031
Tal senda permitiría a España rebajar el déficit desde el 3% previsto para este ejercicio, al 2,5% en 2025 en una dinámica progresiva hasta el 0,8% de 2031. También la deuda dibujaría una trayectoria a la baja, situándose por debajo del 100% en 2027 para llegar al 90,6% al final del periodo de ajuste.
La senda propuesta por el Gobierno apunta a un incremento del gasto del 3,7% para 2025. Una cifra que, en sí misma, se sitúa por encima de los niveles que la Comisión Europea planteaba para España en este ejercicio, en sus recomendaciones de primavera. Le advertía de que sus previsiones sugieren que el gasto primario neto se elevará al 3,8% este ejercicio, frente al 2,6% que recomendaba el Ejecutivo comunitario El Gobierno español justifica en su documento que la actualización de las proyecciones de población de Eurostat resulta en un mayor crecimiento del PIB potencial en el corto plazo a causa de la incorporación de un mayor nivel de flujos migratorios, explicando 0,1 puntos de la diferencia de sendas de gasto, argumenta el Gobierno.
La reforma del Pacto de Estabilidad y Crecimiento da a los Estados miembro un mayor control sobre sus propias finanzas. Es uno de los principales cambios respecto a las reglas fiscales anteriores si bien se mantienen determinadas salvaguardas a cumplir, como los límites de déficit y deuda del 3% y 60%, respectivamente. Los países deben presentar su plan de ajuste ante Bruselas, que se fijará en la senda de gasto en lugar del déficit. Sin embargo, para los países que superen tales umbrales, la Comisión Europea propondrá una trayectoria de referencia, en este caso ese 2,8%