«Gracias a este proceso desinflacionario, la inflación está convergiendo hacia nuestro objetivo del 2% de manera sostenida y, por tanto, en junio ha llegado el momento de flexibilizar la postura de la política monetaria y empezar a recortar los tipos», ha señalado este lunes durante una intervención pública. Cabe recordar que la inflación de la eurozona se mantuvo estable en abril en el 2,4% interanual, su nivel más bajo desde noviembre del año pasado.
Este pronóstico asume «que la tendencia desinflacionaria continuará y que no habrá más retrocesos en la situación geopolítica y en los precios de la energía». Por lo tanto, si los datos se desvían de esta proyección, el BCE podría tomar nuevas medidas.
«De cara al futuro, en el Consejo de Gobierno del BCE seguiremos aplicando un enfoque basado en los datos y reunión por reunión a la hora de determinar la postura política pertinente. Fijaremos nuestras tasas en función de nuestro análisis de las perspectivas de inflación, la dinámica de la inflación subyacente y la fortaleza de la transmisión monetaria. Y no nos estamos comprometiendo previamente con ninguna trayectoria tarifaria».