En conjunto, estas tendencias han sentado las bases para un renacimiento económico como no se había visto en el país desde hacía décadas.
La inflación da un nuevo impulso a los consumidores
Tras décadas de deflación, en Japón se está estableciendo ahora una inflación moderada que abre nuevas perspectivas tanto para las empresas como para los consumidores. Después de que los precios bajasen de forma constante entre 1995 y 2021, la inflación se ha situado en el rango del 2 % al 3 % en los últimos cuatro años. «El retorno de la inflación ha cambiado radicalmente el comportamiento de los inversores y los hogares, y de una forma diferente a lo que quizá esperaba el mundo occidental», explica June-Yon Kim. El Banco de Japón está actuando con cautela para no poner en peligro la reactivación recién iniciada con medidas precipitadas en materia de tipos de interés.
Para los hogares privados, ya no vale la pena posponer las decisiones de compra con la esperanza de que bajen los precios. Por lo tanto, la mentalidad de los consumidores está cambiando. «Una encuesta realizada a unos 11 000 consumidores japoneses muestra que, desde el inicio de la inflación, estos están más dispuestos a adaptarse al aumento de los precios», informa el experto. Otro factor impulsor es la evolución de los salarios. Según explica Kim, los salarios están aumentando en muchos sectores, impulsados por la escasez estructural de mano de obra cualificada, las negociaciones salariales y las reformas políticas. «Los ingresos reales de muchos hogares japoneses están creciendo, lo que tiene un efecto positivo directo en el consumo y la inversión», afirma Kim. El aumento del poder adquisitivo convierte al sector privado en el motor de la economía en tiempos de incertidumbre global.
Invertir en lugar de ahorrar
Desde el punto de vista de Lazard Asset Management, es especialmente notable que también haya cambiado el comportamiento de los consumidores. El clásico perfil ahorrador de la población japonesa está dando paso a un uso más activo del dinero. «Estamos asistiendo a un renacimiento de la cultura de la inversión privada», afirma Kim. Cada vez más personas en Japón utilizan conscientemente productos del mercado de capitales, como acciones y fondos, para construir un patrimonio a largo plazo. Esta tendencia se ve impulsada por las innovaciones tecnológicas, los incentivos políticos y la creciente confianza en el mercado financiero.
En resumen, Japón se presenta hoy en día como un mercado moderno, transparente y dinámico. Esto lo convierte en un entorno interesante para los inversores internacionales. «Las mejoras estructurales son profundas, estables y sostenibles», subraya June-Yon Kim. «Japón vuelve a ser un país en el que la gente invierte, en su propio futuro y en el mercado de capitales». En tiempos de incertidumbre global, el país puede así asumir un nuevo papel como elemento fiable en carteras diversificadas a nivel mundial.