El Memorando de Entendimiento (MoU) refrendado por los presidentes de ambas entidades, permitirá llevar a cabo una serie de acuerdos destinados a la mejora del sistema de transporte ferroviario del país andino.
Entre ellos se encuentran la elaboración de estudios de demanda o planes de factibilidad para implantar nuevas rutas ferroviarias; la formación y capacitación técnica del personal; la planificación, diseño, comercialización, gestión, explotación, operación y mantenimiento de servicios ferroviarios tanto de viajeros como de mercancías, y por último, el alquiler y venta de material rodante actualmente en manos de Renfe.
El memorando incluye la posibilidad de que Renfe alquile una cantidad no determinada de trenes de viajeros de tracción diésel y en una segunda instancia, ampliar ese pedido a otros trenes de tracción eléctrica, a lo que se sumarían piezas del parque móvil y equipamiento específico para el mantenimiento de trenes. La formalización de esta operación no llegará hasta que Renfe reciba los distintos pedidos de trenes que tiene encargados a las grandes constructoras españolas o con fábricas en el país (CAF, Talgo, Alstom y Stadler), que permitirán actualizar la flota actual y ampliar sus destinos.
Entre las unidades susceptibles de ser enviadas a Chile se encuentran muchos de los autopropulsados de la serie 592, fabricados entre los años 1982 y 1984 y que serán progresivamente sustituidos por los nuevos automotores que entren en servicio. Varias de estas unidades ya están alquiladas a la compañía estatal de ferrocarriles de Portugal (CP). Por otro lado, las unidades de tracción eléctrica que podrían acabar en suelo chileno son las de la serie 470, construidas en 1975 y reformadas a mitad de su vida útil. Al menos 19 de estas unidades ya fueron vendidas a Chile para prestar el servicio de Metrotrén tras ser dadas de baja a finales del siglo pasado. En la misma línea, otras tantas acabaron prestando servicio en Brasil.
Con este acuerdo, Renfe busca convertirse en el aliado estratégico de los ferrocarriles chilenos y extender su rama de negocio internacional, actualmente en desarrollo, al otro lado del charco. Según consta en el comunicado remitido por la compañía, Chile es un país de interés para Renfe, «especialmente en cooperaciones orientadas a la operación ferroviaria y al alquiler y venta de material rodante», mientras que el país sudamericano aspira a «potenciar el ferrocarril como medio de transporte prioritario».