Probablemente esta semana sea agitada en este frente, pero también se aprecia alguna esperanza en el horizonte. Incluso mientras homólogos comerciales clave como la UE imponen contramedidas, también habra esfuerzos simultáneos para reducir las tensiones ofreciendo concesiones como el aumento de las importaciones de gas natural licuado estadounidense y, dependiendo del país, potencialmente equipo de defensa u otros productos básicos estadounidenses”.
Aunque hace tiempo que aguardaba que la administración estadounidense aumentara los aranceles de forma más agresiva de lo que habían anticipado los mercados, esperaba un aumento más gradual que los anunciados la semana pasada. Como resultado, habrá un daño económico más grave. Inicialmente, es razonable esperar que se produzca un aumento de las compras de algunos bienes, ya que los consumidores y las empresas esperan adelantarse a los aranceles y aprovechar los precios más bajos. Sin embargo, una vez que los aranceles entren en vigor y se abran camino a través de la cadena de suministro, la demanda de artículos discrecionales cairá sustancialmente, ya que los consumidores desviarán sus ingresos para pagar las necesidades que han aumentado de precio. La recesión no es aún escenario base para EEUU pero la probabilidad ha aumentado hasta el punto de que podría ser una moneda al aire en cuanto el crecimiento caiga por debajo de cero en 2026. En este momento, se inclina por un crecimiento inferior al 1%, pero aún positivo, con un aumento del desempleo hasta el 5% en 2025 y una inflación del índice de precios al consumo (IPC) subyacente que termine el año por encima del 4%.
De momento, los informes del mercado laboral estadounidense publicados la semana pasada fueron en general resistentes, con un fuerte crecimiento de las nóminas no agrícolas, pero los datos relativos a la contratación y a los despidos siguen siendo preocupantemente débiles, subraya. Es probable que la situación laboral se deteriore según avanza 2025 por dos razones. En primer lugar, porque hay grietas bajo la superficie que sugieren que el acaparamiento de mano de obra después de la pandemia podría haber llevado a los empleadores a retener a más trabajadores de los que necesitan, facilitando los despidos si la economía se debilita. En segundo lugar, porque con los fuertes aumentos arancelarios, las empresas probablemente tendrán que buscar recortes de costos que compensen este aumento.
Otorga pocas probabilidades a que la presión arancelaria se haga evidente en las cifras del IPC de marzo que se conocerá este jueves, ya que muchas empresas hicieron pedidos anticipados de bienes para evitar los aranceles a finales de 2024 y principios de 2025. Pero la inflación volverá a acelerarse a partir de abril, cuando los gravámenes comiencen a aumentar sustancialmente la presión sobre los precios. La expectativa general para marzo es que el IPC general suba un 0,1% intermensual y un 2,6 % interanual, frente al 0,2% y el 2,8%, respectivamente, de febrero, y que el subyacente se incremente un 0,2% intermensual y un 3,1% interanual, frente al 0,2% y el 3,1%, respectivamente, de febrero.
Por el contrario, habrá más señales negativas en el índice preliminar de sentimiento de la Universidad de Michigan, con un nuevo descenso en las lecturas de abril, tras el descenso desde 74 a 57 puntos en sólo tres meses, el más acusado desde la pandemia, con la caída de las expectativas de los consumidores (de 52,6 a 20,7), muy relacionadas con la visión sobre la inflación, como principal factor.
Zona euro
Por otro lado, los datos de inflación de la zona euro mejores de lo esperado en marzo, con un descenso del IPC subyacente armonizado hasta el 3,4%, el nivel más bajo desde junio de 2022. Es probable que continúe desacelerándose a medida que los efectos retardados de la política de endurecimiento del Banco Central Europeo en años anteriores sigan reduciendo la inflación y a medida que los aranceles estadounidenses debiliten el crecimiento económico en relación con lo que habría sido de otro modo. Y espera que esto abra la puerta a recortes de tipos más agresivos por parte del BCE de lo que espera actualmente el mercado, a pesar del estímulo fiscal adicional que probablemente impulse la actividad en 2026.
China y Japón
Tras conocerse que las cifras de la Oficina Nacional de Estadísticas de China y del Índice de Gerentes de Compras de Caixin fueron ligeramente mejores de lo esperado, parece probable que las perspectivas económicas del gigante asiático se atenúen debido al arancel adicional del 54% impuesto a las exportaciones chinas a EEUU en los últimos tres meses. Afortunadamente para China, sólo alrededor del 13% de sus exportaciones de bienes en 2024 tenían como destino EEUU. En la medida en que China intente redirigir estas exportaciones a otros países, probablemente a precios aún más bajos para hacer frente al exceso de oferta, se enfrentará potencialmente a aranceles u otras restricciones de otros países.
Por lo que se refiere se refiere a la encuesta Tankan de Japón, que salió algo mejor de lo previsto, hace esperar que“la historia de la normalización de la inflación continúe, ya que la economía sigue siendo resistente y el mercado laboral se mantiene cerca de los niveles más ajustados desde principios de la década de 1990. Admite que un riesgo podría ser el arancel recíproco del 24% anunciado por la Administración Trump pero señala que, por suerte para Japón, depende menos de las ventas al exterior de lo que muchos creen, ya que las exportaciones totales de bienes representan alrededor del 15,4% del PIB en 2024, y alrededor del 20% de esas exportaciones van a EEUU.